Cúmulos globulares de invierno: M4

A una distancia de 7200 años luz, nos llega al lente de nuestro telescopio la tenue luz de un hermoso y característico cúmulo globular: M4. 
No es tan grande y brillante en el campo del ocular como Omega Centauri o como M13, sin embargo, este sutil objeto ubicado a pocos grados de Antares (Alfa Escorpio) se nos muestra esquivo con pequeñas aperturas.
Este cúmulo es detectable como un parche nuboso con binoculares 7x50 o 10x50. La observación periférica (observando de reojo o vista lateral, una técnica de observación indirecta) puede ayudarnos a detectar estrellas individuales, siempre y cuando tengamos un telescopio mediano y la calidad de cielo nos acompañe.

Fotografía: M4  a través de un telescopio reflector de 8" realizada por Eduardo Horacek (Trapecio Austral - Astronomía) 

Fue descubierto por Philippe Loys de Chéseaux en el año 1746 y más tarde catalogado por Charles Messier en 1764. Este fue el primer cúmulo globular donde se distinguieron estrellas individuales.

En estas noches seguramente muchos aficionados pasean por la rica densidad de los cielos de invierno (para los habitantes del hemisferio sur). Constelaciones repletas de zonas de gas y polvo estelar proporciona un marco simplemente espectacular para recorrer con binoculares en el campo, lejos de la ciudad. Durante la medianoche en invierno, estas constelaciones son visibles prácticamente sobre nuestras cabezas, en especial para los habitantes debajo del trópico. 

Escorpio (donde se ubica M4), Sagitario y otras constelaciones de alrededores responden al área “geográfica” (si se permite la expresión) perteneciente al centro y cercanías del centro de la Vía Láctea. Sin lugar a dudas, M4 solo es el inicio de un recorrido placentero por estas constelaciones ricas en objetos celestes, un recorrido que podremos hacer en cada invierno de nuestras vidas.