El arte de observar el cielo



Lejos de los típicos cameos de las películas o las series, observar requiere mucha técnica, paciencia y requisitos. Errores como salir a observar durante la Luna llena, observar en su balcón sin apagar todas las luminarias exteriores, suele ser de los más comunes.
 
La observación astronómica es una tarea más compleja que requiere preparación, para facilitar que la débil imagen de pocos fotones, llegue a nuestro cerebro. 
En una era donde la tecnología nos acelera, practicar la Astronomía es un verdadero arte: Los tiempos no están en nuestras manos.  La observación requiere, en muchas ocasiones, grandes dosis de paciencia, por lo cual no es aconsejable apresurarnos a quemar etapas en esta ciencia.


El arte de observar
Observar es esencialmente “detener la mirada, apreciar y detenerse en un detalle” En otras palabras, detenerse en el mínimo detalle. Por esa razón, vamos a diferenciar el verbo “mirar” y “observar” el cielo. Detener la mirada es especialmente importante en la observación planetaria en el cual solemos realizar en la ciudad. Hay muchos fenómenos que podremos ver al paso del tiempo. Por ejemplo: a primera vista con un refractor de 90x900 podremos ver a Júpiter con 4 puntos alineados a su costado. Eso es “mirar”. Solo una mirada monótona.

Ahora si observamos a Júpiter, obligamos a nuestro ojo a que se esfuerce por ver detalles en el disco del planeta, notaremos que en realidad no tiene simplemente dos líneas el disco… (Las bandas de Júpiter) observaremos por momentos breves, que en realidad son irregulares, en partes más pronunciadas que en otras, además el disco no es circular como pensábamos… ¡es ovalado! ¡Júpiter es ligeramente achatado, menos que Saturno, y nosotros lo vemos a millones de km!
Además, veremos que, en realidad, hay partes del disco que están más iluminados levemente que otros. Si usamos telescopios más grandes, veremos que, dentro de las bandas irregulares, hay festones (u óvalos) y entenderemos que son las famosas tormentas en el planeta. ¡Y que alegría cuando con esfuerzo detectamos la gran mancha roja!  Cuantos más detalles podemos sacar si nos concentramos y “observamos” de verdad.

"Los ojos de los aficionados suelen percibir más detalles que los de un principiante, por lo cual, si apenas percibe o incluso no ve detalle alguno en el disco de Júpiter, no se desanime, hace falta práctica.
Es como un músico que escucha los instrumentos y percibe sonidos de acompañamiento, y los puede "separar" mentalmente, algo que un principiante no puede hacer, porque no tiene desarrollada la capacidad.
Con la práctica, aprenderá a enfocar tanto el telescopio, como sus ojos. También dependerá de noches en donde la atmósfera terrestre (cielo despejado, pero con transparencia inestable) no deja observar ningún detalle".


La Luz, gran enemiga de las observaciones 
Para observar el débil resplandor de una nebulosa o planeta, debemos tener un lugar donde observar que esté libre de luces. Claro, casi siempre es nuestro jardín, y la mayoría vivimos en ciudades. Pero es increíble como puede una luz de la calle o de un vecino estropear una observación. 

Esta forma adicional de contaminación lumínica, mezclada con la contaminación visual, se llama “luz parásita”. Y para que nuestros ojos se adapten a la oscuridad y nuestras pupilas se dilaten para que de esta manera pueda entrar la mayor cantidad de la débil luz que vemos a través de un ocular, debemos evitar la luz parasita “por completo”.
Eso incluye celulares, pantallas de notebooks, tabletas, linternas de alta potencia y fuentes de luz intensas.
¿Y si quiero ver donde camino o quiero leer un mapa del cielo? Bueno se puede usar una fuente de luz roja, muchos aficionados usan una linterna con doble papel celofán rojo, para filtrar la luz.
En mi caso particularmente uso los famosos ojos de gatos a batería (las luces rojas que se usan para las bicicletas) generalmente son económicas, le LED rojo, y se lo puede poner en modo de iluminación permanente para ver los mapas.


Utilizar buenos Equipos
A veces, todo radica en el esfuerzo del aficionado, pero, debemos admitir que la calidad óptica del telescopio es un factor elemental en todo esto. Un factor importante está en algo que el principiante no tiene en cuenta: los oculares. Estos pequeños elementos, son tan importantes como el mismo telescopio.

El ocular que sea de baja calidad, por más hermoso y grande que sea el telescopio, dará una imagen borrosa, indefinible y la más horrorosa que podamos ver. Sin embargo, si usamos un excelente ocular de marcas conocidas, en un pequeño, pero buen telescopio, podremos ver con una definición notoria.

Debemos admitir que los telescopios que compramos, vienen con oculares estándar, la marcas Meade, Celestron, Sky Watcher, Orión, Konus, y otras marcas reconocidas traen buenos oculares, y aunque compremos más adelante mejores oculares, estos primeros serán buenos aliados auxiliares al observar. Sin embargo, marcas como: Galileo, Helios, Tasco, y otras marcas, traen oculares que son prácticamente poco serios, aberraciones, y como mínimo una imagen irregular, seguramente al 10% del rendimiento del telescopio.
Pero también, es un factor importante la apertura del telescopio, gracias a la apertura, podremos ver más detalles, menos o… poco.
La imagen de Júpiter a través de un telescopio de 70mm puede ser linda, pero es espectacular en un refractor de 150mm o un reflector de 200mm o 250mm.
La distancia focal marca, digamos de forma torpe, el aumento natural del telescopio, si tenemos un telescopio de 200mm de abertura y una focal de 900, con un ocular de 10mm, veremos una imagen mucho más pequeña que en un telescopio de 200mm de abertura, pero una focal de 1200,1300 o 1600mm.

Por eso, debemos llegar a una conclusión: el equilibrio abertura y focal junto con los oculares es en factor clave en los detalles de los planetas. Olvídese de comprar esos telescopios con el famoso barlow interno, que duplica la focal x2, pero teniendo la mitad de largo del tubo. ¡La distancia focal debe ser nativa!
La apertura marca la magnitud límite de lo que podemos ver, y también la resolución.




Pensar en lo que estamos observando
Eso podríamos decir que es “apreciar lo que observamos”. Ver Saturno pequeño a través de un humilde telescopio puede ser lindo, pero valorará más seguramente esa imagen “en vivo” sin ninguna interface electrónica, sin ninguna pantalla…  sabiendo que está a 1.500.000.000Km.

Para observar los planetas es importante usar un telescopio de gran focal, para planetaria a partir de la configuración 90/900 en un refractor, o 114/900 en un reflector.
Los refractores funcionan con mayor contraste, pero por su naturaleza, pierden brillo. Ideales para exigencias planetarias y la observación de estrellas dobles.
Los reflectores a menudo son reconocidos por su capacidad de recolectar luz débil, por lo cual se lucen en espacio profundo (nebulosas, galaxias, por ejemplo).

Otros consejos
Cuando nos disponemos a observar, dejamos el telescopio abierto (sin las protecciones y las tapas de guardapolvos que tiene) para que el aire que hay dentro del tubo del telescopio que es más cálido que el exterior, se disipe, y no haya turbulencia en la imagen, luego de unos 15 minutos, nos preparamos para observar.
Cuando observamos en verano, usemos repelente, en invierno, mucho abrigo. Es importante que nada nos distraiga.

Practico, accesible y portátil
Los prismáticos son muy útiles cuando se desea observar objetos astronómicos grandes y brillantes. Gracias a ellos nos es posible distinguir la forma de los cráteres lunares. Pero sobre todo, y a pesar de la distancia que nos separa de la Luna, se puede observar el relieve de estos cráteres a lo largo del terminador, la línea de separación entre la parte iluminada y la parte oscura de la Luna. La impresión de relieve la producen los juegos de sombra y de luz en esta zona de la Luna donde la luz del Sol se refleja en un ángulo rasante. Este espectáculo, por su sencillez de observación, constituye una buena introducción a la observación del firmamento.

Los prismáticos son muy prácticos para la observación de objetos difusos como las nebulosas y algunos pasos de cometas. La razón se debe a su naturaleza misma: los prismáticos no aumentan demasiado las imágenes, pero sin embargo ganan en luminosidad. Los objetos extensos se pueden ver en su totalidad gracias a su amplio campo visual (lo que puede no ser el caso de un telescopio), con una claridad y un contraste mucho más elevado que a ojo desnudo.

La nebulosa de Orión es sin duda una de las más luminosas y fáciles de localizar. Se sitúa en la constelación de Orión, una constelación visible en verano, bastante grande y muy fácilmente identificable debido a su forma rectangular y a las tres estrellas que forman el “cinturón de Orión”. Se puede observar igualmente el montón de los Pléyades, un cúmulo estelar abierto compuesto de una quincena de estrellas y que podemos localizar prolongando una de las diagonales del rectángulo de Orión hacia el noroeste, encontrándose los Pléyades cerca de este eje.

También visible, en el hemisferio norte, a finales de verano, otoño e invierno, otro espectáculo sorprendente por su extensión, y por su lejanía de la Vía Láctea, es la observación de la galaxia de Andrómeda. Desde nuestras latitudes, lamentablemente es muy complicado ver a esta joya, ya que está muy rasante al norte, que en muchos casos, se ve opacada por la contaminación lumínica, y el grosor de la atmósfera al estar muy cercano al horizonte.

En el hemisferio sur, que es nuestro caso, podemos ver la zona cercana a la Cruz del Sur, y sus alrededores, en donde se encuentran varios cúmulos abiertos, y nebulosas, hermosos, mucho más desde el campo.

Elección de los prismáticos
Sus características están determinadas por dos números: el primero indica los aumentos, el segundo el diámetro de las lentes de delante, o abertura. Un observador de astros le podrían convenir más unos de 10x50.


Consejos sobre técnicas de observación
Es muy recomendable fijar el prismático a un trípode (uno de fotografía, por ejemplo) para afirmarlo, asegurar una observación cómoda y ayudar al observador a no perder el campo del objeto. Algunos modelos de prismáticos vienen equipados con un gancho para trípode para fijarlo fácilmente, pero un poco de cinta adhesiva hace el trabajo en un segundo. Ajuste los prismáticos para obtener la mejor imagen posible enfocando y ajustando la distancia entre los oculares para que se ajusten a sus propios ojos. Si usted usa anteojos para el astigmatismo, probablemente querrá dejárselos puestos. Si no es así, debería poder enfocar bien los prismáticos sin necesidad de usar sus anteojos.

NUNCA intente observar el Sol con prismáticos. Existen filtros solares especiales para binoculares, pero son difíciles de encontrar. En observación directa, el poder de la luz concentrada quemaría sus ojos irreparablemente. Un ejemplo similar a lo que ocurre sería prender un fuego con una lupa en un papel o en un trozo de madera.

Como enfocar correctamente con los prismáticos 
Nuestros ojos en tienen diferencia de foco, por lo que los prismáticos tienen dos focos diferentes: el tambor principal y un foco del ocular derecho. Como cualquier instrumento, los prismáticos se pueden usar básicamente de dos formas, Bien o Mal. La forma correcta de realizar un enfoque correcto que no denote falta de Nitidez es la siguiente.

Paso 1: Cierre el ojo derecho, y con el izquierdo busque el foco deseado con la rueda de enfoque.
Paso 2: cierre el ojo izquierdo y se abre el derecho. Ahora el foco deseado se busca con el foco del ocular derecho.

Detalles principales de la observación 

El Sol
Es posible proyectar la imagen del Sol sobre una pantalla sostenida adecuadamente o sujeta por detrás de los oculares de los prismáticos. Así pueden verse las manchas solares, aunque no demasiado bien y yo no recomendaría la observación solar sin telescopio. No mire nunca directamente, bajo ninguna circunstancia, ni siquiera usando un filtro oscuro ni cuando el Sol se encuentra bajo y parece absolutamente inofensivo.

La Luna
Aquí los ojos no corren peligro. Pueden verse muchos detalles lunares, desde los mares a las montañas, pasando por valles, cráteres y hendeduras. Los detalles se aprecian tanto mejor cuanto más próximos al terminador, y no olvide armarse de un poco de paciencia para orientarse en las primeras observaciones. Utilice la mayor potencia que le sea posible.




Los planetas

Mercurio
Puede detectarse fácilmente después del ocaso y antes de la salida del Sol, pero no haga un barrido con los prismáticos hasta que no se haya puesto completamente el Sol o después de que haya salido. Con X20 pueden adivinarse las fases pero no es nada fácil.

Venus
Venus es un planeta perfectamente observable a simple vista durante el día, aunque se requiere agudeza visual y tener una visión por encima de 70/100. Se observa como un punto blanco en el fondo celeste del cielo diurno. 
Un pequeño telescopio muestra sus fases, que son cambiantes, al igual que su distancia lineal a la Tierra. Por temporadas, el disco de venus es apenas una pequeña esfera casi puntual, en fase llena. Sin embargo, en sus cuartos crecientes o menguantes, posee un tamaño aparente realmente interesante, aun con los mas pequeños telescopios, y sospechable con binoculares 7x50. Esta relación tamaño aparente – distancia, hace que su magnitud sea dentro de todo estable durante todo el año.


Marte 
Este planeta lleva impreso en su nombre mitología, misterio e historias de su observación. Es que es el planeta que disparó la imaginación humana durante siglos. 
Marte es un disco rojo pequeño con algunos detalles como sus casquetes polares, visibles fácilmente, y otros detalles sutiles visibles más fácilmente en su máximo acercamiento u oposición.
La atmósfera terrestre juega un papel predominante en la observación de Marte. Se requiere un cielo con mucha estabilidad para no perder los sutiles detalles del disco marciano. Por esa razón, tranquilamente usted puede pasar semanas sin ver detalle alguno en el disco del planeta... hasta que en una noche ¡Se observan regiones oscuras, o el mismísimo casquete polar! 





Júpiter
Se muestra como un disco evidente. No se ven detalles de superficie, pero sí debe ser posible observar con buenos prismáticos los satélites galileanos; a mayor potencia mayor probabilidad de éxito. Un pequeño telescopio demostrará que es un verdadero sistema planetario. Ver las cuatro lunas galileanas como puntos que durante el transcurso de la noche se mueven lentamente alrededor del gigante, es un placer. En ocasiones, las sobras de las lunas son visibles en el disco de Júpiter.

Observar la Gran Mancha Roja (GMR) es un desafío interesante. Hay momentos que este gran huracan es mas colorido con respecto al planeta, y será visible como una mancha ovalada de color rosa, mientras que en otras ocasiones será muy difícil detectarla. Esto se debe a la naturaleza química y física de la atmosfera de Júpiter. 





Saturno
Los anillos de se encuentran fuera del alcance de los prismáticos, al igual que los satélites, con la posible excepción de Titán, pero sí le será posible detectar algo raro en la forma del planeta, siempre que el sistema de anillos esté completamente abierto, cosa que ocurrirá en los primeros años del siglo que viene.
Un pequeño telescopio permitirá diferenciar el globo del anillo, aperturas en refractores de 80 o 90mm, permitirán descubrir los principales matices de bandas en el planeta, y la división de Cassini. Recuerde siempre que, acompañando la apertura, es vital contar con la mejor calidad óptica posible (el telescopio, como el set de oculares a utilizar). La estabilidad atmosférica es un factor clave. Habrá noches en donde no observará claramente los detalles delicados del planeta, mientras que en otras noches ideales, podrá detectar algunos detalles finos ¡Ahí es donde radica la paciencia del aficionado! 





Urano
Es fácilmente visible y con X12 o más aumentos, se podrá ver lo suficiente como para apreciar que no se trata de una estrella. Pueden encontrarse Neptuno y algunos de los asteroides, pero parecerán estrellas y la única manera de identificarlos será basándose en su lento desplazamiento de una noche para otra. Plutón queda completamente fuera del campo de los prismáticos.




Cometas
Los cometas hacen lo que quieren. Son los rebeldes del Sistema Solar, y más de una vez nos han dado dolores de cabeza el poder predecir su brillo. Es una realidad: predecir el paso y brillo de un cometa es realmente una tarea ardua. Más de una vez se han anunciado “grandes cometas” que pasaron al olvido. Otros, sin embargo, nos sorprendieron en los cielos. 

Durante mucho tiempo, han sido considerados mensajeros de un mal presagio, muerte de emperadores, señales de un suceso apocalíptico. Ahora, entendemos mediante la ciencia lo que realmente son: Cuerpos celestes del sistema solar. Pequeños, constituidos por hielo, polvo y roca, orbitan alrededor del Sol siguiendo diversas trayectorias: elípticas, parabólicas o hiperbólicas. Cuando se acercan al Sol, deja tras de su cabeza una hermosa cola luminosa de miles de kilómetros. Podemos entrar en un análisis profundo de la estructura y comportamiento físico-químico de estos misteriosos objetos, pero lo dejaremos para un artículo aparte. 

Pueden verse con prismáticos cuando son brillantes y con ellos pueden seguirse detalles de la cabeza y de la cola mientras van cambiando, cosa que ocurre a veces con bastante rapidez. Para ello lo mejor es una potencia relativamente grande, digamos XI2. La caza de cometas es un pasatiempo en el que los aficionados han obtenido muchos éxitos; lo que se necesita para ello son una potencia baja y una abertura lo mayor posible.





Satélites artificiales
Pueden detectarse y fijarse sus posiciones, cronometrándolos cuando pasan cerca de las estrellas conocidas. Los meteoritos (así como las preciosas auroras, las luces zodiacales y otros brillos celestes) no son apropiados para la observación con binoculares. En el siguiente gif el paso de la Estación Espacial Internacional.



Las estrellas
Los colores se distinguen bien, sobre todo cuando se trata de estrellas rojas. Pueden observarse muchas dobles, para lo cual debe usar un par de pocos aumentos; si se trata de dobles con componentes más próximas entre sí, debe utilizar potencias mayores. Al alcance de los prismáticos hay muchas variables y puede hacerse un trabajo científico de entidad llevando un registro de sus magnitudes, por estimación comparativa con estrellas no variables.
Con los prismáticos puede también hacerse caza de estrellas novas, necesitándose entonces un campo tan amplio como sea posible, además de poseer un conocimiento enciclopédico del cielo. Las regiones más propicias son las de la Vía Láctea y las más próximas a ella, donde se produce la mayor parte de apariciones de novas.

Cúmulos estelares  
Los cúmulos estelares son observables y numerosos, tanto abiertos como globulares. En el caso de cúmulos abiertos muy amplios como las Pléyades y Praesepe, utilice potencias bajas y campos amplios. Para cúmulos más débiles, incluyendo los globulares, los mejores resultados se obtienen con muchos aumentos.

Nebulosas y galaxias
Hay en buen número, y algunas, tales como la nebulosa de Orión y las Nubes de Magallanes son verdaderamente espectaculares. Aquí también depende la potencia a emplear del tamaño del objeto, contando además con su brillo superficial.

Algunas galaxias, y muy especialmente el Triángulo Espiral, se ven bien con X7 pero son abiertamente huidizas para un pequeño telescopio. Los que posean un buen conocimiento del cielo pueden ir a la caza de supernovas en las galaxias exteriores; las posibilidades son pequeñas, pero no inexistentes.
De modo que si no desea adquirir un telescopio o no puede afrontar ese gasto, adquiera un par de Prismáticos.
Por supuesto, la astronomía es demasiado grande para que podamos explicar en un libro, web, o documental, sus distintas facetas, pero, tenga paciencia y disfrute del cielo, tranquilamente en una noche estrellada de verano.