La Nebulosa de la Laguna, una de las joyas de Sagitario
Observación astronómica en Paititi 26 de octubre y 27 de diciembre de 2024
Caminata y observación astronómica en la Reserva Privada Paititi (27 de diciembre de 2024)
No es nada raro enterarse que muchas culturas hayan asignado una importancia significativa a Sirio, ya que es la estrella más brillante del cielo y fácilmente observada desde el ancho de ambos trópicos a una muy buena altura. Lo curioso es que Sirio tiene una relación con nuestros amigos caninos. En muchas culturas, ha sido asociada frecuentemente con los perros. Es la principal razón de su popular sobrenombre: La Estrella Perro
La observación de Sirio también permitía calcular tiempos de cosechas, tal como hacían los egipcios y otras culturas mesopotámicas.
Recordando el eclipse del 14 de diciembre de 2020
Por Esteban J. Andrada
Hace unos años, la naturaleza nos regaló un eclipse total de Sol que oscureció los cielos patagónicos durante unos minutos. La corona solar, esa tenue atmósfera exterior del Sol, se desplegó como una delicada flor de fuego, revelando los misterios de nuestra estrella.
Mientras la Luna se deslizaba por el disco solar, la temperatura descendió y el viento sopló con mayor intensidad, creando una atmósfera casi surrealista. Fue un momento de conexión profunda con el universo, una experiencia que quedará grabada en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de presenciarla.
La franja de totalidad, que se extendió a lo largo de parte de las provincias de Río Negro y Neuquén, así como por territorio chileno, ofreció a los afortunados observadores una experiencia única e inolvidable. Millones de personas, tanto locales como turistas, se congregaron en diversos puntos del país para contemplar este evento celestial.
Sin embargo, la observación del eclipse presentó desafíos particulares. La mayor parte de la franja de totalidad se encontraba en zonas remotas, con escasa infraestructura y servicios. A pesar de ello, la belleza y singularidad del fenómeno atrajo a numerosos visitantes, quienes debieron planificar su viaje con mucha anticipación debido a la limitada capacidad hotelera en estas regiones.
En contraste con destinos turísticos más desarrollados como Mar del Plata, las localidades ubicadas en la Patagonia no cuentan con una oferta hotelera tan amplia. Esto, sumado al gran interés generado por el eclipse, hizo que las reservas se agotaran rápidamente, convirtiendo a este evento en un verdadero hito astronómico y turístico para Argentina.
Con la esperanza de vivir una experiencia inolvidable, habíamos planeado observar el eclipse total de Sol desde Las Grutas. Sin embargo, los pronósticos meteorológicos nos obligaron a replantear nuestros planes. Buscamos un lugar con mayores probabilidades de tener un cielo despejado y así fue como llegamos a Valcheta, un pequeño pueblo rionegrino que prometía ser el escenario perfecto para este evento astronómico.
Al arribar al sitio de observación dentro de Valcheta, fuimos recibidos por el astrónomo Eduardo Lajus y la Dra. Romina Di Sisto, quienes se encontraban armando los equipos. Tras una meticulosa evaluación de las condiciones meteorológicas locales, caracterizadas por una cubierta nubosa variable y vientos moderados, decidimos descargar el equipamiento. Armamos los equipos y pusimos en estación las monturas, como también revisamos las cámaras (entre otras cosas). A continuación, se realizó una minuciosa revisión de los horarios de observación y de las coordenadas de los objetos celestes a ser estudiados.
Inicia el Eclipse
Durante las fases parciales del eclipse, pudimos apreciar la progresiva ocultación del Sol por la Luna, incluso a través de las nubes. Lamentablemente, por momentos perdimos la visibilidad del fenómeno. No obstante, éramos optimistas. Estábamos pendientes de la continuidad de la nubosidad hacia el oeste, desde donde avanzaban hacia el noreste.
El momento clave: La totalidad
A las 12:26 en punto, la oscuridad se adueñó del cielo en un instante. La totalidad, aunque breve -apenas 2 minutos y 9 segundos-, fue una experiencia sobrecogedora. A través de las nubes, vislumbramos la corona solar, una tenue aureola que se extendía hacia la negrura del cielo.
Las prominencias, como lenguas de fuego, adornaban el borde del disco lunar, y eran observables a simple vista y sin filtro alguno. Y las perlas de Baily, esos destellos brillantes que preceden a la totalidad, nos dejaron sin aliento. La disminución de la luminosidad fue tan intensa que, de repente, los objetos más brillantes del cielo eran fácilmente observables.
Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno, planetas que usualmente se ocultan tras el resplandor del Sol, brillaban con una claridad inusual. Fue un espectáculo inolvidable, una muestra de cómo la naturaleza puede sorprendernos incluso en los días más esperados.
Secuencia del eclipse




























