Observación astronómica en Paititi 26 de octubre y 27 de diciembre de 2024

Caminata y observación astronómica en la Reserva Privada Paititi (27 de diciembre de 2022)

La Vía Láctea se desvanece sobre las Sierras de la Reserva Privada Paititi. Sagitario y Escorpio se despiden de los cielos del invierno, y dan paso a las constelaciones de Verano.


Observación de Saturno, sus lunas principales y sus anillos casi perfilados



Caminata y observación astronómica en la Reserva Privada Paititi (27 de diciembre de 2024)

Observación de Júpiter, sus bandas ecuatoriales y polares, y sus lunas galileanas

Las constelaciones de verano dominan nuevamente el cielo de la Reserva. Orión, con sus Tres Marías y la Gran Nebulosa, y Tauro con sus hermosas Pléyades, demuestran su poderío en objetos celestes



Una jornada marcada por la presencia de humedad que impedía realizar fotografías o poder observar con detenimiento, no fue impedimento para disfrutar del cielo


La zona de Tauro es una rica región en donde se destacan objetos tales como M45 (Las Pleyades) Melotte 25 (Las Híades) y Aldebarán (Alfa Tauro)
Júpiter aparece colado en la foto como el objeto más brillante de la región




Alfa Canis Majoris

Sirio, la estrella más brillante que ilumina el cielo nocturno, es el emblema indiscutible del verano para los habitantes del hemisferio sur. Conocida también como Alfa Canis Majoris. 

Esta estrella en realidad es un sistema  binario, compuesto por Sirio A (La más brillante) y una compañera menor llamada Sirio B, muy cercana visualmente a la estrella y a menudo difícil de observar con telescopios grandes debido al resplandor de su gran compañera. 
En los últimos tiempos, debido a mediciones que dan como resultado patrones irregulares en la órbita del sistema Sirio formado por ambas estrellas, se sospecha la presencia de una tercera estrella, una probable Sirio C.

Ubicada en la constelación del Can Mayor, ha cautivado a observadores desde tiempos inmemoriales, y esta estrella esta ligada culteramente con  religiones, culturas, y costumbres de civilizaciones antiguas.

Desde la Estrella Perro a un instrumento para predecir el tiempo

No es nada raro enterarse que muchas culturas hayan asignado una importancia significativa a Sirio, ya que es la estrella más brillante del cielo y fácilmente observada desde el ancho de ambos trópicos a una muy buena altura. Lo curioso es que Sirio tiene una relación con nuestros amigos caninos. En muchas culturas, ha sido asociada frecuentemente con los perros. Es la principal razón de su popular sobrenombre: La Estrella Perro 

Sirio también sirvió y sirve para medir patrones atmosféricos: inestabilidad, humedad, y otras variantes. Como buenos observadores que eran nuestros antepasados, podían incluso pronosticar sequias o épocas húmedas gracias a la aguda observación de esta estrella. Aclaremos este punto: en realidad, eran ingeniosos, estudiaban la atmosfera terrestre a través del agudo brillo de esta estrella. 

La observación de Sirio también permitía calcular tiempos de cosechas, tal como hacían los egipcios y otras culturas mesopotámicas.




La Gran Nebulosa de Orión durante la observación astronómica

La Gran Nebulosa de Orión es un verdadero clásico del cielo de verano para los observadores del hemisferio sur, y una belleza de invierno para los observadores del norte. Su belleza y accesibilidad la convierten en un objetivo recurrente. Sin embargo, ¿Cuántas veces hemos observado esta región sin profundizar en sus secretos?
Al observar la Nebulosa de Orión, estamos contemplando una escena cósmica en tres dimensiones. M42, M43 y NGC 1977, aunque parezcan formar una única estructura, se encuentran a distintas distancias de nosotros. M42, la más cercana, se encuentra a unos 1344 años luz, mientras que M43 y NGC 1977 están a alrededor de 1600 años luz. 



Además de ser una nebulosa icónica, la Nebulosa de Orión es un laboratorio natural donde se forman nuevas estrellas. Su inmenso tamaño, de unos 24 años luz de diámetro, alberga una gran cantidad de gas y polvo cósmico, los ingredientes fundamentales para la formación estelar.
Observar la Nebulosa de Orión nos conecta con los procesos de formación estelar y nos recuerda (por si se nos olvida... tal vez muy a menudo como sociedad) nuestra insignificancia en la inmensidad del universo. Cada vez que dirigimos nuestro telescopio hacia esta región, estamos explorando los orígenes de nuestro universo, un viaje al pasado, hace 1600 años atrás en el tiempo.