El eclipse total de Luna que se extendió desde la noche del martes 26 hasta la madrugada del miércoles 27 de octubre de 2004 fue, sin duda, uno de los fenómenos astronómicos más bellos que tuvimos el privilegio de observar durante esa década.
Las condiciones meteorológicas en Mar del Plata resultaron absolutamente ideales, elevando la experiencia a un nivel óptimo: el cielo estaba literalmente despejado de toda nubosidad, la atmósfera se mantenía cálida y agradable, y la ausencia de viento garantizó una estabilidad perfecta para la observación.
El Desafío de la Fotografía Analógica (a Rollo)
En aquellos años, si bien empezaban a ser populares las cámaras digitales y las webcam, la captura de momentos celestes se inscribía en su gran mayoría en la fotografía analógica, o a rollo, lo que conllevaba una dosis de paciencia y nerviosismo. A diferencia de la inmediatez digital actual, los resultados no se disfrutaban al instante.
Podían transcurrir varios días hasta que se revelaran las películas y se obtuvieran las copias. Esta tensa espera solía confrontarnos con la cruda verdad: típicamente, un 90% de las tomas eran descartadas debido a diversos defectos, como errores de enfoque, vibraciones o problemas de exposición. Solo un puñado de esas postales lograba sobrevivir al proceso de revelado.
Esta serie fotográfica abarca más de dos décadas, desde el primer eclipse hasta el último, aunque no todos pudieron ser capturados: algunos se perdieron ante las nubes, la lluvia o los cielos cubiertosLa fotografía de la totalidad del eclipse de 2004
Esta experiencia de prueba y error fue precisamente la que enmarcó el esfuerzo por documentar el eclipse lunar de 2004. La toma que se presenta es el resultado de una adaptación: se utilizó un binocular 12x70 como teleobjetivo acoplado a una cámara Nikon sin su objetivo original. Para maximizar las posibilidades de éxito bajo la escasa luz lunar, se empleó una película de alta sensibilidad (ASA 800).
Esta captura memorable representa una del puñado de incursiones de su autor, Esteban J. Andrada (Trapecio Austral), en el desafiante y gratificante mundo de la fotografía analógica.
