¿Observó alguna vez una salida de nuestro satélite natural sobre el mar? ¿percibió su particular coloración y un achatamiento de su disco en los primeros minutos de la salida? ¿Por qué ocurre?
Principios físicos
La
Luna aparece más amarilla o anaranjada cuando está más cerca del horizonte,
pero poco tiene que ver la Luna en sí. El secreto pasa por nuestra atmósfera.
La Luna aparece colorida cerca del horizonte, debido al trayecto que la luz debe recorrer. La luz tiene mayor dificultad al atravesar más cantidad de atmósfera hasta nuestros ojos que cuando está en lo más alto (ver gráficos). En ese trayecto, la luz azul, la verde y la violeta se dispersan por las moléculas de la atmósfera y el color que captamos con más fuerza es el rojo (a veces, suavizado en naranja o amarillo).
Otra forma de entender pragmáticamente este fenómeno es entender que en esa posición del cielo (cerca del horizonte) la luz atraviesa mayor cantidad de atmósfera, la cual absorbe mucha de la luz azul dejando solo la luz roja que llega a nuestros ojos. Este fenómeno atmosférico es válido para las salidas del Sol, e incluso de objetos brillantes como Venus.
En 2019 y 2020, Australia y Argentina observaron con mayor frecuencia salidas y puestas de Luna y Sol muy coloridas debido a los grandes incendios en sus territorios. |
En resumen…
Cerca del horizonte, la luz del Sol o la Luna tiene que atravesar mucho aire. Los únicos colores que pueden atravesar toda esa densa atmósfera son los rojos, anaranjados y amarillos (longitudes de onda más grandes).
Dicho de otra forma, la luz que atraviesa la atmósfera en
una salida de la Luna, debe viajar más tiempo y atravesar mayor proporción de
atmósfera, que cuando está más alta en el firmamento.
Dispersión de Rayleigh y su relación con las salidas y puestas de la Luna y el Sol
La luz visible es una fracción del espectro electromagnético, y está fracción está compuesta de todos los colores del espectro visible: el rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta.
El
papel de nuestra atmósfera en este fenómeno se produce gracias a la
composición química de sus capas. Las capas de los gases (nitrógeno, oxigeno
entre otros) que rodean nuestro planeta, descompone la luz del Sol o la Luna.
Los gases de diferentes densidades de nuestra atmósfera, “dobla” o descompone la luz como si estuviera pasando por un prisma. Sumado a esto, también hay partículas suspendidas en la atmósfera que hacen que esa luz descompuesta rebote y se refleje. A medida que los rayos pasan esas capas superiores de la atmósfera, las longitudes de onda azules se dividen y se reflejan en lugar de ser absorbidas.
La
magia de los colores anaranjados en un amanecer, que tiñe las nubes de hermosos
naranjas, o una sutil salida de la Luna sobre el mar, con un color
característico anaranjado, o rojizo, son parte de un mismo fenómeno físico.
Comprender
este fenómeno, o aproximarse de estos principios físicos, no quita la magia de lo observado,
muestra lo maravilloso que es nuestro planeta.
Una Luna demasiado sospechosa
Durante la Luna llena, es probable que en redes sociales se compartan fotos de nuestro satélite natural saliendo sobre el horizonte. Muchas son reales, pero existe algún número de ellas en las cuales, la Luna es superpuesta en el paisaje. Una forma de darse cuenta es comprendiendo el fenómeno de este artículo, ya que, con tan pocos grados de altura sobre el horizonte, es imposible físicamente observar una luna absolutamente esférica y enfocada, producto de la propia dispersión de Rayleigh.
Si, las mejores vistas de la Luna, son salidas imperfectas y sutilmente extrañas para el que nunca la vio salir del mar, lejos de la perfección de algunos montajes.