Oriónidas ¿Qué esperar de ellas?

¿Quién no ha querido observar alguna vez una lluvia de estrellas? Fuente de inspiración, y también de temor, hoy sabemos que las estrellas fugaces están relacionadas con los fragmentos de polvo y hielo, que en algún momento se desprendieron de cometas que pasaron por la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Cuando la Tierra atraviesa dicha nube de fragmentos, éstos entran a la atmósfera a varios kilómetros por segundo, lo que provoca un fenómeno luminoso causado por la ionización del aire cuando el meteoroide atraviesa nuestra atmósfera, y es lo que el observador percibe desde la superficie terrestre a simple vista como un destello.

En resumen, podemos reunir un grupo reducido de lluvias principales para tener en cuenta durante el año, sabiendo obviamente que existen otras que tienen un promedio horario mucho menor. 




Oriónidas de octubre

Es tal vez la más famosa lluvia de estrellas junto a las Perseidas, sin embargo, no es la lluvia meteórica más importante en cuanto a la cantidad observada por hora. Ademas, debido a su progenitor y a la constelación donde se produce, la hace una de las más famosas de las lluvias meteóricas. Por su posición es observable en todo el mundo, y con tintes nostálgicos para los que alguna vez observaron al Halley. [2]



¿Cuándo y dónde mirar?

Durante la medianoche del 21 de octubre (probablemente también el 22) es posible encontrar el máximo de esta actividad meteórica. Para disfrutar de las Oriónidas, basta con acostumbrar los ojos a la oscuridad, y estar atentos hacia el cielo del noreste, siguiendo durante el transcurso de la noche a la constelación de Orión. 

Una forma sencilla de ubicar la cercanía del punto de donde parecen surgir estos meteoros (llamado radiante) es ubicar a las famosas Tres Marías. No hay que sectorizar una porción del cielo, debemos estar atentos a todo cielo despejado posible.


Algunas consideraciones

La TZH (Taza cenital Horaria) es un promedio realizado a partir de un cielo totalmente despejado en condiciones máximas, esto es un cielo de desierto, con nula contaminación lumínica y sin obstáculos (arboles, paredes, edificios). Todo lo dicho anteriormente es un atenuante de la cantidad de meteoros que podemos observar.

Por esa razón, es poco aconsejable observar una lluvia de estrellas en una zona urbana. A medida que nos alejamos de la contaminación lumínica, las condiciones son más favorables para ampliar la cantidad de meteoros a observar.

Observar tranquilamente sin cansarse es lo primordial a la hora de observar una lluvia de estrellas. A diferencia de otro fenómeno celeste, una simple bajada de guardia puede hacernos perder una estrella fugaz. Esas bajadas de guardia a veces se dan por la incomodidad. Una buena forma de disfrutar de este fenómeno es utilizar reposeras y buen calzado, para evitar calambres y cansancio.


Un factor clave en la era de las pantallas

Adaptar los ojos a la oscuridad es la ventana a observar un cielo colmado de estrellas. Como bien sabrá, los ojos tienen unos diafragmas naturales que obturan la entrada de luz. Instantáneamente ante una fuente o destello de luz intensa, la pupila reacciona y se achica. 

Por otra parte, si estamos unos 15 minutos en la oscuridad, la pupila se dilata para optimizar el ingreso de luz más tenue. Este último proceso es muy gradual, y se puede perder la adaptación a la oscuridad en un instante si se expone a una pantalla. Por esa razón es muy importante NO ver pantallas de celulares, cámaras o tabletas, durante una observación astronómica.


Mínimos y máximos de actividad

Por la naturaleza de los restos de escombros que deja un cometa o asteroide, es natural entender que estos escombros no se repartes homogéneamente en la órbita de dicho objeto. En el caso de las Oriónidas, tuvo picos máximos en 2006 y 2009.

En particular, la noche del 22 de octubre de 2006 la Tierra encontró una nube de partículas superior a la habitual. Frente al promedio habitual (en torno a los 20-25 por hora) se encontraron picos de 50 meteoros por hora, recordemos, en cielos rurales.
En 2009, nuevamente se encontró la Tierra ante escombros del Halley similar a la del 2006 en cuanto a densidad de escombros. En contraste, hacia 2019 se encontró con mínimos de densidad. 

Las Oriónidas son una lluvia de estrellas moderada, en donde múltiples factores entran en interacción, por lo que es mejor esperar ver algunos meteoros por hora, y disfrutar de un grato momento solo, con amigos o familia.

 

NOTAS

[1] La lluvia de estrellas Gemínidas tienen como progenitor al asteroide (3200) Faetón. En consecuencia, es una lluvia de estrellas con características distintas a otras (meteoros brillantes, lentos y a menudo verdes). Las Leónidas son una lluvia de estrellas con picos intensos cada 33 años. Son conocidas por las anécdotas históricas que existen sobre ellas.

[2] El progenitor de esta lluvia meteorica es el cometa Halley, catalogado oficialmente 1P/Halley, es un cometa de período corto visible desde la Tierra cada 75–79 años.



Campaña Argentina de búsqueda de asteroides GAOM-IASC

En estas últimas semanas estuvimos avocados a la campaña de la IASC (Colaboración Internacional de Búsqueda Astronómica) que consiste en un programa de ciencia ciudadana que proporciona datos astronómicos a científicos ciudadanos de todo el mundo. [1]

Entre ellos se encuentra el programa de búsqueda de asteroides. Se utilizan imágenes realizadas por los telescopios Pan-STARRS y un software específico para trabajar el banco de imágenes llamado Astrométrica. 

Agradecemos a GAOM, especialmente a Leonardo Colombo por la invitación. [2]


Resultados preliminares para Trapecio Austral


NOTAS

[1] Al igual que 2022, volvimos a participar en 2023.

[2] GAOM (Grupo de observadores de meteoros enfocado principalmente en la observación y estudio de las lluvias de meteoros, meteoros y bólidos en el hemisferio sur).

Sobrenombres de la Luna ¿Qué significan?

Científicamente no tiene asidero mencionar cada Luna llena como especial. Términos culturales como “Luna de la cosecha” en el mes de septiembre, y otros sobrenombres de cada Luna llena, son solo eso: términos culturales, que se presta a menudo a favor de la confusión. 

Por ejemplo, la Luna llena de la primavera en el hemisferio norte recibía el nombre de Luna rosa. En una región de América del norte crecen las Phlox, unas flores autóctonas que son de color rosa. Esa relación llevaba a denominar a esa Luna como “Luna rosa”. Sin embargo, los medios y las noticias falsas compartidas de forma vertiginosa hicieron que la mayoría de la gente pensara que la Luna seria rosa esa noche, o peor aún, confundirlo con el fenómeno de la dispersión de Rayleigh.


La Luna más grande: un fenómeno habitual en la órbita lunar

Hay momentos del año que coincide la Luna llena con su punto más cercano a la Tierra: el Perigeo. Esto se debe a que la órbita lunar es una elipse de baja excentricidad. De este modo, naturalmente encontramos que hay puntos de la traslación lunar en donde se ubicará más cercana a la Tierra (perigeo) y otro punto en donde se encontrará más alejada (apogeo). Pero para los ojos de un observador esporádico no distinguirá ninguna diferencia de tamaño, incluso sería más probable que se dé cuenta que es un poco más brillante.

No hace falta una Luna especial para observarla. La Luna especial es aquella donde pueda observarla solo o en familia. La Luna especial es aquella donde se pueda sumergir en la luz que refleja y pueda recorrerla con un telescopio. Un cuarto creciente permite observar detalles que no se pueden observar en una Luna llena, y una Luna llena tiene como encanto su poderosa luz, su sutil salida en el mar.


Observación de detalles en la Luna

Para quien inicia sus primeras observaciones de la Luna, es importante saber que las fases tienen un papel destacado en la visibilidad de los cráteres.

La Luna llena [1] es atractiva para observarla salir del mar. Sin embargo, es la menos recomendada para ver paisajes, al estar iluminada por el Sol de frente, por ende, no hay sombras en la morfología lunar, y relieves de gran parte de la superficie queda invisible al observador. En cambio, sobre los cuartos crecientes y menguantes [2], es posible noche a noche ver impactantes paisajes de montañas, cráteres, y otros accidentes. Esto ocurre gracias a que la luz del Sol ilumina tangencialmente a la Luna, creando sombras en los relieves y realzando estos detalles para el observador.

La observación de la Luna es a menudo subestimada porque pareciera ser más fácil, esto es un error teórico y práctico. Observar la Luna en cuarto creciente, noche a noche observar un cráter o cadena montañosa con gran aumento, permite disfrutar de una riqueza geológica lunar magnifica.