Recordando el eclipse del 14 de diciembre de 2020

Por Esteban J. Andrada

Hace unos años, la naturaleza nos regaló un eclipse total de Sol que oscureció los cielos patagónicos durante unos minutos. La corona solar, esa tenue atmósfera exterior del Sol, se desplegó como una delicada flor de fuego, revelando los misterios de nuestra estrella. 

Mientras la Luna se deslizaba por el disco solar, la temperatura descendió y el viento sopló con mayor intensidad, creando una atmósfera casi surrealista. Fue un momento de conexión profunda con el universo, una experiencia que quedará grabada en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de presenciarla.

La franja de totalidad, que se extendió a lo largo de parte de las provincias de Río Negro y Neuquén, así como por territorio chileno, ofreció a los afortunados observadores una experiencia única e inolvidable. Millones de personas, tanto locales como turistas, se congregaron en diversos puntos del país para contemplar este evento celestial.

Sin embargo, la observación del eclipse presentó desafíos particulares. La mayor parte de la franja de totalidad se encontraba en zonas remotas, con escasa infraestructura y servicios. A pesar de ello, la belleza y singularidad del fenómeno atrajo a numerosos visitantes, quienes debieron planificar su viaje con mucha anticipación debido a la limitada capacidad hotelera en estas regiones.

En contraste con destinos turísticos más desarrollados como Mar del Plata, las localidades ubicadas en la Patagonia no cuentan con una oferta hotelera tan amplia. Esto, sumado al gran interés generado por el eclipse, hizo que las reservas se agotaran rápidamente, convirtiendo a este evento en un verdadero hito astronómico y turístico para Argentina.


Eclipse con incertidumbre 
Las condiciones meteorológicas durante el eclipse fueron todo menos ideales. Un frente frío ingresó a la región, trayendo consigo fuertes vientos, nubes bajas y precipitaciones. 
A pesar de estos inconvenientes, decidimos aprovechar al máximo la oportunidad de observar el fenómeno. 

Con la esperanza de vivir una experiencia inolvidable, habíamos planeado observar el eclipse total de Sol desde Las Grutas. Sin embargo, los pronósticos meteorológicos nos obligaron a replantear nuestros planes. Buscamos un lugar con mayores probabilidades de tener un cielo despejado y así fue como llegamos a Valcheta, un pequeño pueblo rionegrino que prometía ser el escenario perfecto para este evento astronómico.

El amanecer del 14 de diciembre nos recibió con un cielo amenazante en Las Grutas. Nubes oscuras se agolpaban en el horizonte occidental, presagiando un día incierto. Con el corazón en un puño, emprendimos el viaje hacia Valcheta, nuestro refugio de última hora. 

En el camino, cruzamos con otros entusiastas del eclipse, inclusive el epicentro donde se encontraban divulgadores y canales de televisión, todos ellos equipados con telescopios y cámaras, que compartían nuestra ansiedad. Sin embargo ese epicentro era castigado por el viento. Decidimos entonces adentrarnos en Valcheta. Tal vez las construcciones servirían como bloqueo del intenso viento en superficie.

La ruta desde Las Grutas hacia Valcheta se mostraba vacía luego del amanecer

El continuo pasaje de franjas de nubes nos preocupaba. El pronostico no era para nada alentador



Estación en Valcheta

Al arribar al sitio de observación dentro de Valcheta, fuimos recibidos por el astrónomo Eduardo Lajus y la Dra. Romina Di Sisto, quienes se encontraban armando los equipos. Tras una meticulosa evaluación de las condiciones meteorológicas locales, caracterizadas por una cubierta nubosa variable y vientos moderados, decidimos descargar el equipamiento. Armamos los equipos y pusimos en estación las monturas, como también revisamos las cámaras (entre otras cosas). A continuación, se realizó una minuciosa revisión de los horarios de observación y de las coordenadas de los objetos celestes a ser estudiados.

Durante la preparación pudimos hablar sobre los equipos y disfrutar de la astronomía. En la imagen: Eduardo Lajus (astronomo UNLP) Eduardo Horacek y Esteban J. Andrada

Una de las actividades interesantes era la de registrar la temperatura a medida que avanzaba el eclipse

Inicia el Eclipse

Durante las fases parciales del eclipse, pudimos apreciar la progresiva ocultación del Sol por la Luna, incluso a través de las nubes. Lamentablemente, por momentos perdimos la visibilidad del fenómeno. No obstante, éramos optimistas. Estábamos pendientes de la continuidad de la nubosidad hacia el oeste, desde donde avanzaban hacia el noreste.

La observación solar siempre fue realizada con todos los filtros adecuados en los equipos como telescopios y cámaras


El momento clave: La totalidad

A las 12:26 en punto, la oscuridad se adueñó del cielo en un instante. La totalidad, aunque breve -apenas 2 minutos y 9 segundos-, fue una experiencia sobrecogedora. A través de las nubes, vislumbramos la corona solar, una tenue aureola que se extendía hacia la negrura del cielo. 

Las prominencias, como lenguas de fuego, adornaban el borde del disco lunar, y eran observables a simple vista y sin filtro alguno. Y las perlas de Baily, esos destellos brillantes que preceden a la totalidad, nos dejaron sin aliento. La disminución de la luminosidad fue tan intensa que, de repente, los objetos más brillantes del cielo eran fácilmente observables. 

Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno, planetas que usualmente se ocultan tras el resplandor del Sol, brillaban con una claridad inusual. Fue un espectáculo inolvidable, una muestra de cómo la naturaleza puede sorprendernos incluso en los días más esperados.


Secuencia del eclipse

La totalidad capturada en una sola toma por Eduardo Horacek, muestra en todo su esplendor el eclipse total del 14 de diciembre de 2020

La secuencia del paso de la totalidad y de las nubes, realizado mediante apilado de video, realizado por Esteban J. Andrada


El anillo de diamante provoca una gran emoción. Dura apenas unos segundos, en donde el Sol parece apagarse. Este fenómeno visual es observable nuevamente en la reaparición del limbo solar, luego de la totalidad.

La emoción era tal, que a pesar de tener equipamiento de sobra, no podíamos evitar fotografiar hasta con las cámaras de los celulares

Simplemente, no podíamos creer lo que veíamos en las pantallas de las cámaras durante la totalidad. Teníamos dos minutos para capturar el momento clave


La secuencia en una imagen, desde el inicio, el máximo y el final del eclipse total de Sol. Una de las experiencias más hermosas que se pueden vivir en la astronomía.



Luego de la totalidad 
Después de la totalidad, simplemente nos quedamos en shock. A pesar de haber estudiado los eclipses y de haber presenciado otros fenómenos astronómicos, la experiencia superó todas nuestras expectativas. 
Las fotografías, por más nítidas que fueran, no lograban capturar la intensidad y la majestuosidad del espectáculo que habíamos presenciado con nuestros propios ojos. Fue una confirmación y la sensación completa que realmente vivimos en un sistema solar. Y no solo eso. Percibimos fenómenos sutiles, como el llamado "viento del eclipse" y reacciones inesperadas en la naturaleza, como los ladridos de los perros y el canto de las aves, que nos recordaron la profunda conexión que existe entre nosotros y el cielo, aunque a veces lo damos por sentado.

Luego de la totalidad, repasamos las fotografías que habíamos realizado. Dos minutos pueden parecer suficientes para fotografiar la totalidad, sin embargo fotografiar y observar al mismo tiempo fue un desafío.

Trabajamos en equipo y cada uno cumplía una función importante en registrar todo lo posible del fenómeno, incluso la temperatura, de forma minuciosa 



Temperatura del aire durante el eclipse
Con el objetivo de analizar la variación térmica durante el eclipse, se implementó un protocolo de medición de la temperatura tanto en la fase de parcialidad como en la totalidad del fenómeno. Los datos recopilados permitieron obtener los siguientes resultados finales.

Esta tabla muestra la variación de temperatura captadas por los termómetros meteorológicos 

Las imágenes, por más buenas que sean, no pueden capturar muchísimos detalles que eran observables con nuestros propios ojos. Tampoco pueden capturar la emoción del momento, y el gusto de compartir junto a otros apasionados la astronomía.
El intercambio de conocimientos y experiencias hicieron de este día una experiencia inolvidable, el día que estuvimos en la sombra de la Luna.

El próximo eclipse total de Sol
Los eclipses son de alguna forma, un testimonio de la complejidad de la mecánica celeste. Además, en particular los eclipses solares, nos muestra el paso del tiempo. Por ejemplo, si quisiéramos observar otro eclipse total de Sol en Argentina, debemos esperar unos cuantos años.

Para concluir, las emociones y experiencias vividas en esta aventura quedarán guardadas en la memoria por el resto de nuestras vidas. Queda planificar un viaje, para observar este fenómeno fuera del territorio nacional, ya que el próximo eclipse total de sol en la Argentina será el 5 de diciembre de 2048, por lo que, es conveniente ir a buscar un eclipse total fuera del pais, para encontrarnos nuevamente con la sombra de la Luna. 



En la sombra de la Luna
El siguiente video intenta reflejar la experiencia única del eclipse total de sol en la Patagonia Argentina. A pesar de los desafíos planteados por la pandemia en 2020, logramos asistir y poder acceder a la Patagonia. 




Observando la Luna: El fenómeno de la X lunar

Por Eduardo Horacek

Para aquellos que disfrutan de los paisajes lunares y que poseen instrumental con pequeñas aperturas, las zonas cercanas al terminador lunar nos ofrecen siempre una buena ocasión para observar los detalles de la superficie que, con una mayor iluminación del disco lunar, van desapareciendo a medida que nos acercamos a la luna llena. 

En la zona iluminada cercana al terminador los detalles del relieve y la proyección de sombras son muy relevantes y, con un poco de aumento, la imagen adquiere toda su magnífica tridimensionalidad. Tan fascinado quedó Galileo al ver esas sombras que no dudó en calcular las alturas de montes y cráteres empleando la geometría, según el mismo refiere en su Sidereus Nuncius de 1610. 


La imagen corresponde al día 6 de junio de 2022, en donde se observó este fenómeno en la ciudad de Mar del Plata, Argentina. Lamentablemente la nubosidad no permitió utilizar aumentos altos. 


Entre la luz y la sombra... ¿Qué es la X lunar?

Una vez cada dos meses y alrededor del séptimo día de lunación, acontece un evento durante el amanecer lunar en el que un sector del relieve detrás del terminador comienza a iluminarse aun cuando sus alrededores están todavía en la oscuridad. Este fenómeno, denominado “X Lunar”, es un juego de luces y sombras que durante unas 3 horas va “imprimiendo” la forma de una brillante letra X. La iluminación a bajos ángulos del amanecer lunar y las características del relieve dadas por los cráteres Purbach, La Caille, Blanchinus y Regiomontanus son los responsables de este fenómeno. 




Nótese que no es un suceso inmediato sino que transcurren unas 3 horas hasta la formación completa de la X. Esto se debe a que, como el día lunar dura 27 días terrestres, la salida del Sol por sobre el horizonte lunar tarda mucho más que en la Tierra. Comparadas, una salida de Sol en nuestras latitudes suele durar poco más de 3 minutos mientras que si estuviéramos en la Luna deberíamos esperar unas 4 horas para ver todo el globo solar por encima del horizonte.  

Las oportunidades para observar estos escenarios lunares están indicadas en el calendario que les mostramos abajo, siendo válidas para la zona de Mar del Plata y a partir de los horarios indicados. Para aquellas oportunidades de observación diurna se recomienda evitar dirigir los instrumentos al Sol con el fin de prevenir lesiones accidentales en los ojos de los observadores.  

Estos eventos ponen de manifiesto el juego de la luz y la sombra sobre la geografía lunar durante el amanecer lunar en las cercanías del terminador (la línea que separa la región iluminada de la región en sombras de la Luna). Por capricho de los accidentes geográficos algunas regiones parecen adoptar formas particulares, en el caso que nos importa esas formas nos recuerdan las letras X y V. 




Estos fenómenos suceden todos los meses durante el sexto o séptimo día de la lunación, aunque no siempre son visibles debido a que la Luna puede estar bajo el horizonte en el momento en que se producen. En general son observables entre 5 y 6 veces por año, mes por medio, si las nubes lo permiten.

Entre la luz y la sombra, la X lunar

Una vez cada dos meses y alrededor del séptimo día de lunación, acontece un evento durante el amanecer lunar en el que un sector del relieve detrás del terminador comienza a iluminarse aun cuando sus alrededores están todavía en la oscuridad. Este fenómeno, denominado “X Lunar”, es un juego de luces y sombras que durante unas 3 horas va “imprimiendo” la forma de una brillante letra X. La iluminación a bajos ángulos del amanecer lunar y las características del relieve dadas por los cráteres Purbach, La Caille, Blanchinus y Regiomontanus son los responsables de este fenómeno. 




En la fotografía se muestra el sector lunar en donde localizar la X Lunar y V Lunar y el detalle de ambas regiones para aquellos que disfrutan de observar los paisajes lunares


Con telescopios de pequeñas aperturas y adecuada magnificación se logra la visualización de estas regiones sin mayores inconvenientes



En las fotografías se muestra el sector lunar en donde localizar la X Lunar y V Lunar y el detalle de ambas regiones para aquellos que disfrutan de observar los paisajes lunares. Con telescopios de pequeñas aperturas y adecuada magnificación se logra la visualización de estas regiones sin mayores inconvenientes.


Un paseo por el archivo

Durante el anochecer del pasado jueves 11 de noviembre de 2021, la Luna mostraba su fase de cuarto creciente recién estrenada, con una iluminación del 55% a una distancia de 376362 km. Todos los meses podemos ver esta fase pero no en todas las ocasiones se puede observar lo que se ha dado en llamar la X Lunar. 

La X Lunar es un fenómeno de iluminación que deriva en un juego de luces y sombras que adopta la forma de la letra X  sobre el lado oscuro adyacente al terminador del amanecer lunar. Algunas fuentes consideran que la X es formada por la confluencia de 4 cráteres lunares: Purbach, La Caille, Blanchinus y Regiomontanus. 

En mi opinión solo los 3 primeros cráteres tienen una verdadera participación directa en la estructura, y algunas fuentes consideran lo mismo. El secreto del efecto radica en la iluminación solar a bajo ángulo (es un amanecer lunar que se va acercando) y en la topografía del terreno que se ilumina. Hay que ver los cráteres como hundimientos del terreno y las laderas y bordes externos intervinientes (el cuerpo de la X) como terreno más alto; por lo tanto se va a iluminar antes que sus alrededores más hundidos que permanecen en la sombra.

A lo largo del año este efecto es visible un máximo de 6 veces, aunque no siempre observable desde una ubicación particular ya que en muchas ocasiones la Luna estará bajo el horizonte; además hay que contemplar la posibilidad de un horizonte despejado y por supuesto un cielo libre de nubosidad. 








Observando la Luna: Coloración de la Luna

Por Esteban J. Andrada

La tradición de asignar nombres a las lunas llenas a lo largo del año ha enriquecido la cultura en general, pero también ha generado cierta confusión. 

Un ejemplo de ello es la denominada Luna Rosa, que ha llevado a muchos a preguntarse si nuestro satélite natural adquiere realmente una tonalidad rosada. Tiene su origen en las culturas indígenas de América del Norte, quienes asociaban la primera luna llena de la primavera con el florecimiento de las flores silvestres Phlox, de color rosa. Esta conexión entre la naturaleza y los eventos celestes era fundamental en sus calendarios y creencias.

También es muy como escuchar el término "luna azul" de vez en cuando. Simplemente es un termino cultural, no de origen científico. Se refiere a la segunda luna llena en un mismo mes calendario, en ocasiones, la Luna puede adquirir un tono ligeramente azulado debido a la presencia de partículas de humo o ceniza volcánica en la atmósfera.

¿Por qué la Luna no se vuelve rosa?

A pesar de su nombre poético, la Luna Rosa no experimenta ningún cambio en su coloración. El término rosa es simplemente una designación cultural, sin base científica. La apariencia de la Luna, generalmente blanca o grisácea, tiene una coloración que está condicionada por la cantidad de luz solar que refleja y de las condiciones atmosféricas de la Tierra.

Durante un eclipse total de Luna, la Tierra proyecta una sombra sobre nuestro satélite. Sin embargo, esta sombra no es completamente oscura, sino que adquiere un tono rojizo. Esta interacción entre la luz solar, la atmósfera terrestre y la superficie lunar se puede observar durante la "totalidad" del eclipse


¿Cuándo la Luna puede parecer de otro color?

Si bien la Luna no cambia de color, existen algunas circunstancias atmosféricas que pueden hacer que se vea más rojiza o anaranjada.

  • Eclipse total de Luna: Durante eclipses lunares totales, la atmósfera terrestre filtra la luz solar, permitiendo que solo las longitudes de onda más largas (rojas) alcancen la Luna.
  • Humo y polvo en suspensión: La contaminación atmosférica, el humo o las partículas de polvo en suspensión pueden dispersar la luz azul, haciendo que la Luna se vea anaranjada rojiza, o amarronada.

Como podemos ver, los factores atmosféricos influyen en gran medida. La dispersión de la luz por partículas en la atmósfera, y el polvo, humo o gotas de agua pueden hacer que la Luna se vea más rojiza, anaranjada o incluso azulada, dependiendo de la longitud de onda de la luz que se disperse. Pero ese no es el único motivo. 

La altura de la Luna en el cielo

Cuando la Luna está cerca del horizonte, su luz atraviesa una mayor cantidad de atmósfera terrestre. Esta capa de aire actúa como un prisma, dispersando la luz azul y dejando pasar principalmente las longitudes de onda más largas (rojo, naranja y amarillo). Esto hace que la Luna se vea más rojiza o anaranjada, especialmente durante el amanecer o el atardecer. 

A medida que la Luna asciende en el cielo y se acerca al cenit (el punto más alto), su luz atraviesa una menor cantidad de atmósfera. Por lo tanto, la dispersión de la luz es menor y la Luna se ve más blanca o grisácea. Son un claro ejemplo de cómo la atmósfera terrestre puede cambiar drásticamente el color de la Luna, tiñéndola de un intenso rojo cobrizo.

Por último, la percepción del color también puede variar de una persona a otra y depender de las condiciones de observación, como la contaminación lumínica o la adaptación de nuestros ojos a la oscuridad.

Breve guía para buscar una Luna colorida

La Luna tiene una superficie grisácea, pero la percepción de su color desde la Tierra varía debido a la interacción de la luz solar con nuestra atmósfera. Existen tres momentos dados en donde la Luna cambia de color. No tiene ningún origen místico. En realidad, el secreto se encuentra en la luz y no en la superficie lunar.