Observación astronómica en Paititi 26 de octubre y 27 de diciembre de 2024

Caminata y observación astronómica en la Reserva Privada Paititi (27 de diciembre de 2022)

La Vía Láctea se desvanece sobre las Sierras de la Reserva Privada Paititi. Sagitario y Escorpio se despiden de los cielos del invierno, y dan paso a las constelaciones de Verano.


Observación de Saturno, sus lunas principales y sus anillos casi perfilados



Caminata y observación astronómica en la Reserva Privada Paititi (27 de diciembre de 2024)

Observación de Júpiter, sus bandas ecuatoriales y polares, y sus lunas galileanas

Las constelaciones de verano dominan nuevamente el cielo de la Reserva. Orión, con sus Tres Marías y la Gran Nebulosa, y Tauro con sus hermosas Pléyades, demuestran su poderío en objetos celestes



Una jornada marcada por la presencia de humedad que impedía realizar fotografías o poder observar con detenimiento, no fue impedimento para disfrutar del cielo


La zona de Tauro es una rica región en donde se destacan objetos tales como M45 (Las Pleyades) Melotte 25 (Las Híades) y Aldebarán (Alfa Tauro)
Júpiter aparece colado en la foto como el objeto más brillante de la región




Alfa Canis Majoris

Sirio, la estrella más brillante que ilumina el cielo nocturno, es el emblema indiscutible del verano para los habitantes del hemisferio sur. Conocida también como Alfa Canis Majoris. 

Esta estrella en realidad es un sistema  binario, compuesto por Sirio A (La más brillante) y una compañera menor llamada Sirio B, muy cercana visualmente a la estrella y a menudo difícil de observar con telescopios grandes debido al resplandor de su gran compañera. 
En los últimos tiempos, debido a mediciones que dan como resultado patrones irregulares en la órbita del sistema Sirio formado por ambas estrellas, se sospecha la presencia de una tercera estrella, una probable Sirio C.

Ubicada en la constelación del Can Mayor, ha cautivado a observadores desde tiempos inmemoriales, y esta estrella esta ligada culteramente con  religiones, culturas, y costumbres de civilizaciones antiguas.

Desde la Estrella Perro a un instrumento para predecir el tiempo

No es nada raro enterarse que muchas culturas hayan asignado una importancia significativa a Sirio, ya que es la estrella más brillante del cielo y fácilmente observada desde el ancho de ambos trópicos a una muy buena altura. Lo curioso es que Sirio tiene una relación con nuestros amigos caninos. En muchas culturas, ha sido asociada frecuentemente con los perros. Es la principal razón de su popular sobrenombre: La Estrella Perro 

Sirio también sirvió y sirve para medir patrones atmosféricos: inestabilidad, humedad, y otras variantes. Como buenos observadores que eran nuestros antepasados, podían incluso pronosticar sequias o épocas húmedas gracias a la aguda observación de esta estrella. Aclaremos este punto: en realidad, eran ingeniosos, estudiaban la atmosfera terrestre a través del agudo brillo de esta estrella. 

La observación de Sirio también permitía calcular tiempos de cosechas, tal como hacían los egipcios y otras culturas mesopotámicas.




La Gran Nebulosa de Orión durante la observación astronómica

La Gran Nebulosa de Orión es un verdadero clásico del cielo de verano para los observadores del hemisferio sur, y una belleza de invierno para los observadores del norte. Su belleza y accesibilidad la convierten en un objetivo recurrente. Sin embargo, ¿Cuántas veces hemos observado esta región sin profundizar en sus secretos?
Al observar la Nebulosa de Orión, estamos contemplando una escena cósmica en tres dimensiones. M42, M43 y NGC 1977, aunque parezcan formar una única estructura, se encuentran a distintas distancias de nosotros. M42, la más cercana, se encuentra a unos 1344 años luz, mientras que M43 y NGC 1977 están a alrededor de 1600 años luz. 



Además de ser una nebulosa icónica, la Nebulosa de Orión es un laboratorio natural donde se forman nuevas estrellas. Su inmenso tamaño, de unos 24 años luz de diámetro, alberga una gran cantidad de gas y polvo cósmico, los ingredientes fundamentales para la formación estelar.
Observar la Nebulosa de Orión nos conecta con los procesos de formación estelar y nos recuerda (por si se nos olvida... tal vez muy a menudo como sociedad) nuestra insignificancia en la inmensidad del universo. Cada vez que dirigimos nuestro telescopio hacia esta región, estamos explorando los orígenes de nuestro universo, un viaje al pasado, hace 1600 años atrás en el tiempo. 




Recordando el eclipse del 14 de diciembre de 2020

Por Esteban J. Andrada

Hace unos años, la naturaleza nos regaló un eclipse total de Sol que oscureció los cielos patagónicos durante unos minutos. La corona solar, esa tenue atmósfera exterior del Sol, se desplegó como una delicada flor de fuego, revelando los misterios de nuestra estrella. 

Mientras la Luna se deslizaba por el disco solar, la temperatura descendió y el viento sopló con mayor intensidad, creando una atmósfera casi surrealista. Fue un momento de conexión profunda con el universo, una experiencia que quedará grabada en la memoria de quienes tuvimos la fortuna de presenciarla.

La franja de totalidad, que se extendió a lo largo de parte de las provincias de Río Negro y Neuquén, así como por territorio chileno, ofreció a los afortunados observadores una experiencia única e inolvidable. Millones de personas, tanto locales como turistas, se congregaron en diversos puntos del país para contemplar este evento celestial.

Sin embargo, la observación del eclipse presentó desafíos particulares. La mayor parte de la franja de totalidad se encontraba en zonas remotas, con escasa infraestructura y servicios. A pesar de ello, la belleza y singularidad del fenómeno atrajo a numerosos visitantes, quienes debieron planificar su viaje con mucha anticipación debido a la limitada capacidad hotelera en estas regiones.

En contraste con destinos turísticos más desarrollados como Mar del Plata, las localidades ubicadas en la Patagonia no cuentan con una oferta hotelera tan amplia. Esto, sumado al gran interés generado por el eclipse, hizo que las reservas se agotaran rápidamente, convirtiendo a este evento en un verdadero hito astronómico y turístico para Argentina.


Eclipse con incertidumbre 
Las condiciones meteorológicas durante el eclipse fueron todo menos ideales. Un frente frío ingresó a la región, trayendo consigo fuertes vientos, nubes bajas y precipitaciones. 
A pesar de estos inconvenientes, decidimos aprovechar al máximo la oportunidad de observar el fenómeno. 

Con la esperanza de vivir una experiencia inolvidable, habíamos planeado observar el eclipse total de Sol desde Las Grutas. Sin embargo, los pronósticos meteorológicos nos obligaron a replantear nuestros planes. Buscamos un lugar con mayores probabilidades de tener un cielo despejado y así fue como llegamos a Valcheta, un pequeño pueblo rionegrino que prometía ser el escenario perfecto para este evento astronómico.

El amanecer del 14 de diciembre nos recibió con un cielo amenazante en Las Grutas. Nubes oscuras se agolpaban en el horizonte occidental, presagiando un día incierto. Con el corazón en un puño, emprendimos el viaje hacia Valcheta, nuestro refugio de última hora. 

En el camino, cruzamos con otros entusiastas del eclipse, inclusive el epicentro donde se encontraban divulgadores y canales de televisión, todos ellos equipados con telescopios y cámaras, que compartían nuestra ansiedad. Sin embargo ese epicentro era castigado por el viento. Decidimos entonces adentrarnos en Valcheta. Tal vez las construcciones servirían como bloqueo del intenso viento en superficie.

La ruta desde Las Grutas hacia Valcheta se mostraba vacía luego del amanecer

El continuo pasaje de franjas de nubes nos preocupaba. El pronostico no era para nada alentador



Estación en Valcheta

Al arribar al sitio de observación dentro de Valcheta, fuimos recibidos por el astrónomo Eduardo Lajus y la Dra. Romina Di Sisto, quienes se encontraban armando los equipos. Tras una meticulosa evaluación de las condiciones meteorológicas locales, caracterizadas por una cubierta nubosa variable y vientos moderados, decidimos descargar el equipamiento. Armamos los equipos y pusimos en estación las monturas, como también revisamos las cámaras (entre otras cosas). A continuación, se realizó una minuciosa revisión de los horarios de observación y de las coordenadas de los objetos celestes a ser estudiados.

Durante la preparación pudimos hablar sobre los equipos y disfrutar de la astronomía. En la imagen: Eduardo Lajus (astronomo UNLP) Eduardo Horacek y Esteban J. Andrada

Una de las actividades interesantes era la de registrar la temperatura a medida que avanzaba el eclipse

Inicia el Eclipse

Durante las fases parciales del eclipse, pudimos apreciar la progresiva ocultación del Sol por la Luna, incluso a través de las nubes. Lamentablemente, por momentos perdimos la visibilidad del fenómeno. No obstante, éramos optimistas. Estábamos pendientes de la continuidad de la nubosidad hacia el oeste, desde donde avanzaban hacia el noreste.

La observación solar siempre fue realizada con todos los filtros adecuados en los equipos como telescopios y cámaras


El momento clave: La totalidad

A las 12:26 en punto, la oscuridad se adueñó del cielo en un instante. La totalidad, aunque breve -apenas 2 minutos y 9 segundos-, fue una experiencia sobrecogedora. A través de las nubes, vislumbramos la corona solar, una tenue aureola que se extendía hacia la negrura del cielo. 

Las prominencias, como lenguas de fuego, adornaban el borde del disco lunar, y eran observables a simple vista y sin filtro alguno. Y las perlas de Baily, esos destellos brillantes que preceden a la totalidad, nos dejaron sin aliento. La disminución de la luminosidad fue tan intensa que, de repente, los objetos más brillantes del cielo eran fácilmente observables. 

Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno, planetas que usualmente se ocultan tras el resplandor del Sol, brillaban con una claridad inusual. Fue un espectáculo inolvidable, una muestra de cómo la naturaleza puede sorprendernos incluso en los días más esperados.


Secuencia del eclipse

La totalidad capturada en una sola toma por Eduardo Horacek, muestra en todo su esplendor el eclipse total del 14 de diciembre de 2020

La secuencia del paso de la totalidad y de las nubes, realizado mediante apilado de video, realizado por Esteban J. Andrada


El anillo de diamante provoca una gran emoción. Dura apenas unos segundos, en donde el Sol parece apagarse. Este fenómeno visual es observable nuevamente en la reaparición del limbo solar, luego de la totalidad.

La emoción era tal, que a pesar de tener equipamiento de sobra, no podíamos evitar fotografiar hasta con las cámaras de los celulares

Simplemente, no podíamos creer lo que veíamos en las pantallas de las cámaras durante la totalidad. Teníamos dos minutos para capturar el momento clave


La secuencia en una imagen, desde el inicio, el máximo y el final del eclipse total de Sol. Una de las experiencias más hermosas que se pueden vivir en la astronomía.



Luego de la totalidad 
Después de la totalidad, simplemente nos quedamos en shock. A pesar de haber estudiado los eclipses y de haber presenciado otros fenómenos astronómicos, la experiencia superó todas nuestras expectativas. 
Las fotografías, por más nítidas que fueran, no lograban capturar la intensidad y la majestuosidad del espectáculo que habíamos presenciado con nuestros propios ojos. Fue una confirmación y la sensación completa que realmente vivimos en un sistema solar. Y no solo eso. Percibimos fenómenos sutiles, como el llamado "viento del eclipse" y reacciones inesperadas en la naturaleza, como los ladridos de los perros y el canto de las aves, que nos recordaron la profunda conexión que existe entre nosotros y el cielo, aunque a veces lo damos por sentado.

Luego de la totalidad, repasamos las fotografías que habíamos realizado. Dos minutos pueden parecer suficientes para fotografiar la totalidad, sin embargo fotografiar y observar al mismo tiempo fue un desafío.

Trabajamos en equipo y cada uno cumplía una función importante en registrar todo lo posible del fenómeno, incluso la temperatura, de forma minuciosa 



Temperatura del aire durante el eclipse
Con el objetivo de analizar la variación térmica durante el eclipse, se implementó un protocolo de medición de la temperatura tanto en la fase de parcialidad como en la totalidad del fenómeno. Los datos recopilados permitieron obtener los siguientes resultados finales.

Esta tabla muestra la variación de temperatura captadas por los termómetros meteorológicos 

Las imágenes, por más buenas que sean, no pueden capturar muchísimos detalles que eran observables con nuestros propios ojos. Tampoco pueden capturar la emoción del momento, y el gusto de compartir junto a otros apasionados la astronomía.
El intercambio de conocimientos y experiencias hicieron de este día una experiencia inolvidable, el día que estuvimos en la sombra de la Luna.

El próximo eclipse total de Sol
Los eclipses son de alguna forma, un testimonio de la complejidad de la mecánica celeste. Además, en particular los eclipses solares, nos muestra el paso del tiempo. Por ejemplo, si quisiéramos observar otro eclipse total de Sol en Argentina, debemos esperar unos cuantos años.

Para concluir, las emociones y experiencias vividas en esta aventura quedarán guardadas en la memoria por el resto de nuestras vidas. Queda planificar un viaje, para observar este fenómeno fuera del territorio nacional, ya que el próximo eclipse total de sol en la Argentina será el 5 de diciembre de 2048, por lo que, es conveniente ir a buscar un eclipse total fuera del pais, para encontrarnos nuevamente con la sombra de la Luna. 



En la sombra de la Luna
El siguiente video intenta reflejar la experiencia única del eclipse total de sol en la Patagonia Argentina. A pesar de los desafíos planteados por la pandemia en 2020, logramos asistir y poder acceder a la Patagonia. 




Observando la Luna: El fenómeno de la X lunar

Por Eduardo Horacek

Para aquellos que disfrutan de los paisajes lunares y que poseen instrumental con pequeñas aperturas, las zonas cercanas al terminador lunar nos ofrecen siempre una buena ocasión para observar los detalles de la superficie que, con una mayor iluminación del disco lunar, van desapareciendo a medida que nos acercamos a la luna llena. 

En la zona iluminada cercana al terminador los detalles del relieve y la proyección de sombras son muy relevantes y, con un poco de aumento, la imagen adquiere toda su magnífica tridimensionalidad. Tan fascinado quedó Galileo al ver esas sombras que no dudó en calcular las alturas de montes y cráteres empleando la geometría, según el mismo refiere en su Sidereus Nuncius de 1610. 


La imagen corresponde al día 6 de junio de 2022, en donde se observó este fenómeno en la ciudad de Mar del Plata, Argentina. Lamentablemente la nubosidad no permitió utilizar aumentos altos. 


Entre la luz y la sombra... ¿Qué es la X lunar?

Una vez cada dos meses y alrededor del séptimo día de lunación, acontece un evento durante el amanecer lunar en el que un sector del relieve detrás del terminador comienza a iluminarse aun cuando sus alrededores están todavía en la oscuridad. Este fenómeno, denominado “X Lunar”, es un juego de luces y sombras que durante unas 3 horas va “imprimiendo” la forma de una brillante letra X. La iluminación a bajos ángulos del amanecer lunar y las características del relieve dadas por los cráteres Purbach, La Caille, Blanchinus y Regiomontanus son los responsables de este fenómeno. 




Nótese que no es un suceso inmediato sino que transcurren unas 3 horas hasta la formación completa de la X. Esto se debe a que, como el día lunar dura 27 días terrestres, la salida del Sol por sobre el horizonte lunar tarda mucho más que en la Tierra. Comparadas, una salida de Sol en nuestras latitudes suele durar poco más de 3 minutos mientras que si estuviéramos en la Luna deberíamos esperar unas 4 horas para ver todo el globo solar por encima del horizonte.  

Las oportunidades para observar estos escenarios lunares están indicadas en el calendario que les mostramos abajo, siendo válidas para la zona de Mar del Plata y a partir de los horarios indicados. Para aquellas oportunidades de observación diurna se recomienda evitar dirigir los instrumentos al Sol con el fin de prevenir lesiones accidentales en los ojos de los observadores.  

Estos eventos ponen de manifiesto el juego de la luz y la sombra sobre la geografía lunar durante el amanecer lunar en las cercanías del terminador (la línea que separa la región iluminada de la región en sombras de la Luna). Por capricho de los accidentes geográficos algunas regiones parecen adoptar formas particulares, en el caso que nos importa esas formas nos recuerdan las letras X y V. 




Estos fenómenos suceden todos los meses durante el sexto o séptimo día de la lunación, aunque no siempre son visibles debido a que la Luna puede estar bajo el horizonte en el momento en que se producen. En general son observables entre 5 y 6 veces por año, mes por medio, si las nubes lo permiten.

Entre la luz y la sombra, la X lunar

Una vez cada dos meses y alrededor del séptimo día de lunación, acontece un evento durante el amanecer lunar en el que un sector del relieve detrás del terminador comienza a iluminarse aun cuando sus alrededores están todavía en la oscuridad. Este fenómeno, denominado “X Lunar”, es un juego de luces y sombras que durante unas 3 horas va “imprimiendo” la forma de una brillante letra X. La iluminación a bajos ángulos del amanecer lunar y las características del relieve dadas por los cráteres Purbach, La Caille, Blanchinus y Regiomontanus son los responsables de este fenómeno. 




En la fotografía se muestra el sector lunar en donde localizar la X Lunar y V Lunar y el detalle de ambas regiones para aquellos que disfrutan de observar los paisajes lunares


Con telescopios de pequeñas aperturas y adecuada magnificación se logra la visualización de estas regiones sin mayores inconvenientes



En las fotografías se muestra el sector lunar en donde localizar la X Lunar y V Lunar y el detalle de ambas regiones para aquellos que disfrutan de observar los paisajes lunares. Con telescopios de pequeñas aperturas y adecuada magnificación se logra la visualización de estas regiones sin mayores inconvenientes.


Un paseo por el archivo

Durante el anochecer del pasado jueves 11 de noviembre de 2021, la Luna mostraba su fase de cuarto creciente recién estrenada, con una iluminación del 55% a una distancia de 376362 km. Todos los meses podemos ver esta fase pero no en todas las ocasiones se puede observar lo que se ha dado en llamar la X Lunar. 

La X Lunar es un fenómeno de iluminación que deriva en un juego de luces y sombras que adopta la forma de la letra X  sobre el lado oscuro adyacente al terminador del amanecer lunar. Algunas fuentes consideran que la X es formada por la confluencia de 4 cráteres lunares: Purbach, La Caille, Blanchinus y Regiomontanus. 

En mi opinión solo los 3 primeros cráteres tienen una verdadera participación directa en la estructura, y algunas fuentes consideran lo mismo. El secreto del efecto radica en la iluminación solar a bajo ángulo (es un amanecer lunar que se va acercando) y en la topografía del terreno que se ilumina. Hay que ver los cráteres como hundimientos del terreno y las laderas y bordes externos intervinientes (el cuerpo de la X) como terreno más alto; por lo tanto se va a iluminar antes que sus alrededores más hundidos que permanecen en la sombra.

A lo largo del año este efecto es visible un máximo de 6 veces, aunque no siempre observable desde una ubicación particular ya que en muchas ocasiones la Luna estará bajo el horizonte; además hay que contemplar la posibilidad de un horizonte despejado y por supuesto un cielo libre de nubosidad. 








Observando la Luna: Coloración de la Luna

Por Esteban J. Andrada

La tradición de asignar nombres a las lunas llenas a lo largo del año ha enriquecido la cultura en general, pero también ha generado cierta confusión. 

Un ejemplo de ello es la denominada Luna Rosa, que ha llevado a muchos a preguntarse si nuestro satélite natural adquiere realmente una tonalidad rosada. Tiene su origen en las culturas indígenas de América del Norte, quienes asociaban la primera luna llena de la primavera con el florecimiento de las flores silvestres Phlox, de color rosa. Esta conexión entre la naturaleza y los eventos celestes era fundamental en sus calendarios y creencias.

También es muy como escuchar el término "luna azul" de vez en cuando. Simplemente es un termino cultural, no de origen científico. Se refiere a la segunda luna llena en un mismo mes calendario, en ocasiones, la Luna puede adquirir un tono ligeramente azulado debido a la presencia de partículas de humo o ceniza volcánica en la atmósfera.

¿Por qué la Luna no se vuelve rosa?

A pesar de su nombre poético, la Luna Rosa no experimenta ningún cambio en su coloración. El término rosa es simplemente una designación cultural, sin base científica. La apariencia de la Luna, generalmente blanca o grisácea, tiene una coloración que está condicionada por la cantidad de luz solar que refleja y de las condiciones atmosféricas de la Tierra.

Durante un eclipse total de Luna, la Tierra proyecta una sombra sobre nuestro satélite. Sin embargo, esta sombra no es completamente oscura, sino que adquiere un tono rojizo. Esta interacción entre la luz solar, la atmósfera terrestre y la superficie lunar se puede observar durante la "totalidad" del eclipse


¿Cuándo la Luna puede parecer de otro color?

Si bien la Luna no cambia de color, existen algunas circunstancias atmosféricas que pueden hacer que se vea más rojiza o anaranjada.

  • Eclipse total de Luna: Durante eclipses lunares totales, la atmósfera terrestre filtra la luz solar, permitiendo que solo las longitudes de onda más largas (rojas) alcancen la Luna.
  • Humo y polvo en suspensión: La contaminación atmosférica, el humo o las partículas de polvo en suspensión pueden dispersar la luz azul, haciendo que la Luna se vea anaranjada rojiza, o amarronada.

Como podemos ver, los factores atmosféricos influyen en gran medida. La dispersión de la luz por partículas en la atmósfera, y el polvo, humo o gotas de agua pueden hacer que la Luna se vea más rojiza, anaranjada o incluso azulada, dependiendo de la longitud de onda de la luz que se disperse. Pero ese no es el único motivo. 

La altura de la Luna en el cielo

Cuando la Luna está cerca del horizonte, su luz atraviesa una mayor cantidad de atmósfera terrestre. Esta capa de aire actúa como un prisma, dispersando la luz azul y dejando pasar principalmente las longitudes de onda más largas (rojo, naranja y amarillo). Esto hace que la Luna se vea más rojiza o anaranjada, especialmente durante el amanecer o el atardecer. 

A medida que la Luna asciende en el cielo y se acerca al cenit (el punto más alto), su luz atraviesa una menor cantidad de atmósfera. Por lo tanto, la dispersión de la luz es menor y la Luna se ve más blanca o grisácea. Son un claro ejemplo de cómo la atmósfera terrestre puede cambiar drásticamente el color de la Luna, tiñéndola de un intenso rojo cobrizo.

Por último, la percepción del color también puede variar de una persona a otra y depender de las condiciones de observación, como la contaminación lumínica o la adaptación de nuestros ojos a la oscuridad.

Breve guía para buscar una Luna colorida

La Luna tiene una superficie grisácea, pero la percepción de su color desde la Tierra varía debido a la interacción de la luz solar con nuestra atmósfera. Existen tres momentos dados en donde la Luna cambia de color. No tiene ningún origen místico. En realidad, el secreto se encuentra en la luz y no en la superficie lunar.



Observando la Luna: Mare Nubium, el mar de las nubes

Por Eduardo Horacek

El Mare Nubium se ubica al sudeste del Oceanus Procellarum y se encuentra en la Cuenca Nubium de la cara visible de la Luna. 

Posee un diámetro de 750 km y su nombre oficial, desde 1935,  quiere decir “Mar de las Nubes” y deriva de las primeras observaciones telescópicas realizadas por el astrónomo jesuita Giovanni Riccioli en 1651. 

La gran cantidad de cráteres fantasmales y de materiales brillantes de eyección que se entrecruzan en la cuenca, dio lugar a la idea de nubes lunares, las cuales no existen, obviamente. No obstante fue bautizado con otros nombres; así hacia el año 1600, en un dibujo pre-telescópico del inglés William Gilbert aparece como “Continens Meridionalis” (Continente Austral); Langrenus lo nombró “Mare Borbonicum” y Hevelius lo llamó “Mare Mediterraneum”.


Existe clara evidencia de que la cuenca no se formó por un gran impacto único

La cuenca actual es una de las más antiguas, se cree que pertenece al sistema Pre-Nectariano (~4500 – 3900 millones de años), siendo el material que rodea a la cuenca del periodo Imbrico Inferior. Sin embargo, existe clara evidencia de que la cuenca no se formó por un gran impacto único. 

Naturaleza de Mare Nubium

Su presente morfología parece ser consecuencia de un número de colisiones importantes. Rodeada por el Mare Humorum hacia el este y por el Mare Cognitum en su límite norte, esta cuenca posee una gran diversidad morfológica y estructural que incluye unidades tanto máficas como volcánicas, parches recientes (IMP, Irregular Mare Patches), fallas (Rupes Recta), canales, crestas rugosas y cráteres complejos.

De acuerdo a los datos de misión Chandrayaan-1 (22/10/2008-28/08/2009) de la ISRO (Indian Space Research Organization), las observaciones morfológicas y la presencia de varios rasgos estructurales sugieren el rol de procesos geodinámicos de origen tanto exógeno como endógeno en la evolución de la cuenca.



Observación de Mare Nubium

Mare Nubium es observable 1 día después del Cuarto Creciente o Cuarto Menguante empleando binoculares de 7X50 o 10x50, y con telescopios de pequeñas aperturas ya comenzaran a apreciarse las estructuras que lo componen.

Oeste de Mare Nubium

El cráter situado en la orilla oeste del mare es Bullialdus, su formación data del periodo Eratosteniano (hace 3,2 - 1,1 millones de años) lo que significa que el cráter es más joven que el mare en el cual se sitúa. Bullialdus tiene un diámetro de 61 Km y una profundidad de 3500 metros; es una formación muy interesante con paredes internas aterrazadas y una importante montaña central de casi 1 Km de altura.

Sur de Mare Nubium

El cráter que se encuentra en el borde sur de Mare Nubium es Pitatus. La pared compleja de Pitatus está altamente deteriorada, y ha sido invadida por los flujos de lava. El borde es más bajo en el norte, donde la lava casi se junta con el Mare Nubium. 

Cerca del medio hay un pico central bajo que se encuentra corrido hacia el noroeste del centro. Este pico solo se eleva a una altura de 0,5 km. Pitatus es un cráter de piso fracturado (floor-fractured cráter, FFC, en inglés), lo que significa que se inundó desde el interior por la intrusión de magma a través de rajaduras y aperturas. El piso inundado del cráter contiene colinas bajas en el este y un sistema de fisuras delgadas denominadas Rimae Pitatus. 


Este del Mare Nubium

Rupes Recta, nombrada así por Birt / Lee en 1865 y conocida también como la Pared Recta, es una falla localizada en el borde Este del Mare Nubium, geológicamente hablando es una fractura en la superficie producida por el hundimiento de un bloque en uno de los lados de la falla, de una edad estimada de 3.2 millones de años. Es una formación excepcional de unos 110 Km de longitud y altura estimada en 300 metros.

En la primera fotografía también se puede observar el domo Kies Pi  y, aunque no visibles, también existen los domos en los alrededores del cráter Birt (ya muy iluminado), y los domos en el interior del cráter Capuanus (parcialmente oscurecido por el terminador). 

Los domos lunares

A diferencia de los paisajes característicos de la Luna que fueron creados por impactos, los domos lunares se formaron como resultado del propio vulcanismo interno lunar. Un domo lunar típico mide entre 8 y 12 km de diámetro con un pico o caldera de unos 300 metros de altura, sus pendientes son muy suaves de solo unos pocos grados como mucho. Su observación requiere de una iluminación solar muy baja y buenas condiciones atmosféricas. En la segunda fotografía obtenida con un terminador un poco más al oeste y con una atmósfera más propicia estas estructuras se ponen mejor de manifiesto.

En la parte inferior derecha de la primera fotografía (y sobre el lado izquierdo en la segunda captura) se puede ver el Mare Cognitum y la región del cráter Fra Mauro, donde el 5 de febrero de 1971 alunizó el módulo lunar Antares de la misión Apollo 14. 


Mare Cognitum “el mar que se ha dado a conocer

Posee un diámetro de 376 Km y está situado en el  límite norte del Mare Nubium. Los Montes Riphaeus al noroeste de la región pueden representar la parte del borde superior de un cráter enorme enterrado, conteniendo el mare.

“El mar que se ha dado a conocer”, gracias al sitio de impacto de la sonda Ranger 7, fue el nombre propuesto por Gerard Kuiper (sí, el mismo que el del cinturón de asteroides transneptunianos) quien era Investigador Principal de las misiones Ranger.

A principios de 1960 la NASA envió la serie de sondas Ranger para estudiar la Luna. Estas misiones, que fueron las primeras sondas americanas en descender sobre la Luna, ayudaron a sentar las bases del programa Apollo. Las sondas Ranger fueron diseñadas para tomar fotografías de alta calidad de la Luna y transmitirlas a la Tierra en tiempo real. Las imágenes fueron utilizadas para estudios científicos como así también para seleccionar los sitios de alunizaje de las futuras misiones Apollo.

Luego de una serie frustrante de malfuncionamientos (eran los tempranos días de la exploración espacial), las misiones Ranger 7,8 y 9 fueron exitosas. Las imágenes que enviaron de vuelta fueron 1000 veces mejores que las que podrían ser hechas por telescopios terrestres. Al norte del sitio de impacto de la Ranger 7 se encuentran dos colinas, Bonpland Gamma y Bonpland Omega que pueden verse en las fotografías y que resultan útiles como referencia del sector donde terminó su viaje la Ranger 7.


Observando la Luna: Mare Imbrium, una cuenca de impacto llena de basalto

Por Eduardo Horacek

La Cuenca Imbrium- Mare Imbrium tiene un diámetro de 1200 Km y es la cuenca de impacto más grande sobre la cara visible de la Luna; solo superada en tamaño por la Cuenca Aitken del Polo Sur, en la cara no visible, que es el doble de grande. Los estudios realizados con las muestras recogidas por la Apolo 15 estiman su edad en 3850 millones de años. 


Sus rasgos más importantes comienzan a develarse con binoculares 7x50 , y con pequeños telescopios, mostrará una creciente cantidad de rasgos topográficos

Luego de su formación, durante el periodo entre 3700-3200 millones de años antes del presente, el cráter de impacto fue rellenado por la lava procedente del magma interior lunar, de modo que el cráter original fue cubierto por un vasto mar de basalto, que al enfriarse, adoptó el color oscuro con que lo vemos actualmente.

La primera descripción que definía el origen de la cuenca del Mare Imbrium como un cráter de impacto la realizaron W. Hartmann y G. Kuiper en 1962; más recientemente en 2016, un estudio realizado por Peter H. Schultz-David A. Crawford (Origin and implications of non-radial Imbrium Sculpture on the Moon; Nature, Vol.535, 21/07/2016) estima que el impactador que creó la Cuenca Imbrium debió tener un tamaño de al menos 250 Km, lo que lo ubica en el rango de tamaño de un protoplaneta. 
Esta violenta colisión ocurrió en una época del Sistema Solar conocida como Bombardeo Pesado Tardío, un período de intenso bombardeo de cometas y asteroides que han golpeado la Luna y todos los planetas, incluyendo la Tierra, hace 4000-3800 millones de años. 
Para dimensionar la violencia del impacto y, a modo de comparación, el cráter de Chicxulub, de unos 150 Km, en la Península de Yucatán, México, fue provocado por un asteroide de 10-15 Km y fue el responsable de la desaparición de los dinosaurios hace unos 66 millones de años. 



La superficie de la Cuenca Imbrium es de casi 900000 Km2, esto representa la superficie conjunta de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa y Mendoza; es decir 1/3 de la superficie de la Argentina


Los nombres de los accidentes selenitas

Como ha sucedido con casi todos los accidentes lunares, esta región lunar ha sido nombrada de diferentes maneras según el observador que la registraba. Hacia el año 1600, era pre-telescópica, unos dibujos de William Gilbert la nombran como Regio Magna Orientalis (Región Grande del Este; en aquella época el este y oeste se consideraban al revés que en la actualidad, el cambio fue aprobado por la UAI en 1961). 
Medio siglo después, ya con telescopio, en 1647, un mapa de Johannes Hevelius designa esta región como Mare Mediterraneum, y en un mapa de Langrenus de 1645 como Mare Austriacum. 
En 1651 el jesuita italiano Giovanni Riccioli publicó su propio mapa lunar nombrando los accidentes en honor a científicos y otras personas famosas. 

Los nombres usados por Riccioli no solamente eran más fáciles de recordar sino que su sistema de nomenclatura implicaba la promesa para astrónomos y otros científicos de que sus nombres pudieran algún día asociarse a una estructura lunar. 
Por unos 140 años, los sistemas cartográficos de Hevelius y Riccioli compitieron uno con otro. Gradualmente el sistema de Riccioli se impuso y actualmente los nombres de la gran mayoría de los accidentes lunares más importantes de la cara visible de la Luna se deben a este monje jesuita. Riccioli bautizó a esta región Mare Imbrium que en latín significa Mar de las Lluvias y la Unión Astronómica Internacional (UAI) aprobó este nombre de manera oficial el 01/01/1935.

Observación de Mare Imbrium

Distinguible a simple vista, esta interesante formación puede observarse a partir del día anterior al cuarto creciente (o 7 días después de la Luna Nueva) demorando unos 4 días en verse en toda su extensión. Sus rasgos más importantes comienzan a develarse con binoculares 7x50 o 10x50, y el empleo de telescopios, aun los más modestos, mostrará una creciente cantidad de rasgos topográficos. 



La imagen que se muestra fue tomada el viernes 3 de abril de 2020, con una Luna de 10,6 días y 77% iluminada


Como se aprecia en la imagen los cordones montañosos definen la mayoría de la morfología circular de la cuenca;  en el S-SE se elevan los Montes Apeninos con picos de hasta 5400 metros por encima del radio lunar medio. 
Más al norte y extendiéndose por unos 200 km con picos de 3650 metros, los Montes Caucasos delinean el borde entre el Mare Imbrium y el Mare Serenitatis en el este. Continuando en sentido antihorario, nos encontramos con otra cadena de montañas: los Montes Alpes. El llenado progresivo de la cuenca y el cavado del gran cráter Cassini dieron lugar a la formación de los promontorios Deville y Agassiz. El Vallis Alpes (Valle Alpino), un valle casi rectilíneo de 130 km de longitud y 10 km de ancho, interrumpe la cordillera y representa un túnel de lava que conecta la Cuenca Imbrium con el Mare Frigoris en el norte.
Hacia el oeste, nos encontramos con una cadena montañosa semicircular, los Montes Jura, con picos de 3800 metros y alguno excepcional que alcanza casi los 5000 metros. Estos montes delinean una fascinante estructura circular secundaria a la que le falta su anillo sudeste: el Sinus Iridium (Bahía del Arco Iris). 
Este cráter de 260 km fue excavado poco después de la formación de la cuenca Imbrium. Posteriormente, la recientemente formada depresión circular, 600 metros por debajo de la topografía circundante, fue rellenada por numerosos flujos de lava. Los promontorios Laplace y Heraclides son los extremos de esta cadena montañosa semicircular.

Los Montes Gruithuisen Gamma y Delta revelan hoy un vasto tramo del Mar conectando la Cuenca Imbrium con el Oceanus Procelllarum. La Dorsa Bucher y la Dorsa Arduino, junto con los Montes Delisle, Harbinger y Vinogradov representan los remanentes de la sección perdida del anillo del cráter. (Algunas de estas formaciones son visibles en la imagen pero otras están un poco al oeste del terminador y permanecían en la oscuridad al momento de obtener la fotografía)

El anillo circular proyectado reemerge en la forma de una cadena montañosa de 280 km de longitud: los Montes Cárpatos. Están caracterizados por picos de alrededor de 2400 metros, los cráteres Tobías Mayer (34 km) y Gay Lussac (27 km), y en el norte, el promontorio Cabo Banat.

Dentro de la cuenca se encuentran también pequeñas cadenas montañosas, por ejemplo en el norte los Montes Recti (altitud: 1800 m) y los Montes Teneriffe (altitud: 1450m) y en el este los Montes Spitzbergen (altitud: 1400m).
El Monte Pico y el Monte Piton, ambos de más de 2200 metros de altura, son dos montañas aisladas que se elevan en el noreste.

Junto con el Sinus Iridium, la región fotografiada nos muestra muchos otros cráteres grandes. La región sur del Mare Imbrium esta tapizada por lo brillantes rayos de eyección del cráter Copérnico (93 Km), los cuales se pueden detectar hasta casi el centro de la cuenca.

Eratóstenes (60Km) está localizado justo al sur de los Montes Apeninos, cerca del Sinus Aestuum, y está caracterizado por un elevado borde del cráter de 3900 metros y no mostrar rayos de eyección.
Arquímedes y Platón son dos cráteres de piso plano, rellenados por los materiales magmáticos del Mare Imbrium y de edad y dimensiones comparables (aprox.100 Km de diámetro y 2000 metros de altura). Aristillus y Autolycus son dos cráteres importantes que se encuentran en el Este de la cuenca, estando el primero caracterizado por un sistema de valles que radian hacia el Mare Imbrium y el Palus Nebularum. 
Otros cráteres importantes dentro del Mare Imbrium son  Cassini (57 km)Timocharis (35 km)Lambert (30 km)Euler (28 km)Delisle (25 km)Diophantus (18 km)Le Verrier (20 km), todos ellos con una altitud de alrededor de 2400 metros.

En la imagen se señalan, en forma aproximada, la región de alunizaje de 3 sondas (2 soviéticas y una china) y una misión tripulada (misión Apolo 15 de la NASA).

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MAPA LUNAR
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