Conjunción entre la Luna y Venus desde Mar del Plata

Durante el atardecer del 6 de diciembre de 2021, se pudo observar una conjunción visual entre la Luna y el planeta Venus. Los dos objetos nocturnos más brillantes al atardecer. La Luna ubicada a unos 361.377 Km de distancia, y Venus a unos 38.407.000 de km. 

Juegos de luz 
Aunque parece brillante el lucero de la tarde (Venus) lo cierto es que solo posee el 23% del disco iluminado, pero se encuentra relativamente cerca, lo cual compensa de alguna forma su brillo. Mientras que la Luna esta iluminada directamente por el Sol solo el 10%, y el resto de la penumbrosa superficie lunar, suavemente iluminada por el reflejo de la luz del Sol en la Tierra, la cual ilumina la noche lunar, tal como lo hace la Luna llena durante una noche en la Tierra.




Luna cenicienta 
Este fenómeno luz cenicienta es una luz débil ilumina la parte del disco lunar no bañado por la luz solar, sin la cual sería invisible desde la Tierra, pero ¿Qué luz? Esa débil iluminación de la parte oscura de la Luna corresponde a la luz del Sol que refleja la superficie iluminada de la Tierra.

La Luna cenicienta ocurre los primeros y últimos días de lunación. Durante esos periodos, desde la perspectiva de un observador ubicado en la cara visible de la Luna, vería a la Tierra a gran altura en el cielo, casi completamente iluminada. En teoría la parte no iluminada de la Luna no debería verse, desde la perspectiva de un observador lunar, estaría de noche.
Sin embargo durante estos días, desde la perspectiva de un observador lunar, es iluminado suavemente por una Tierra prácticamente con todo su disco iluminado, de la misma forma que lo hace una Luna llena durante una noche en la Tierra.

Perspectiva simulada desde la superficie lunar, en fecha y hora donde se realizaron las imágenes de esta publicación. Observe la gran altura de la Tierra en el cielo, y el porcentaje de superficie iluminada de la Tierra. Nótese también la posición de Sudamérica, coincidente con una Luna a muy baja altura al sudoeste. 


Este fenómeno fue escenario de múltiples explicaciones. Sin embargo, epistemológicamente hablando, fue explicado por primera vez por Nicolás de Cusa (1401-1464), en los inicios del siglo XV. Esta explicación fue completada algunos años más tarde por Leonardo da Vinci (1452-1519), tal y como se observa en algunos esquemas en el "Codex Leicester". Pese a contener algunos errores menores, la generalidad del fenómeno fue explicado exitosamente. 


Un brillo variable
El brillo penumbroso que observamos durante los primeros días y los últimos de las fases lunares, es un brillo delicado, que depende de factores terrestres. Tal como un espejo que es parcialmente tapado por polvillo o pintado, no refleja el 100% de la luz que recibe, de la misma forma la superficie de la Tierra actúa de forma similar. Los océanos, los continentes y las nubes son los tres factores que menguan o pronuncian este efecto. Existe de hecho, un termino para referirse a lo explicado anteriormente: albedo.

El albedo es el porcentaje de radiación (luz visible es parte de la radiación) que cualquier superficie refleja respecto a la radiación que incide sobre ella. Como referencia, las superficies claras tienen valores de albedo superiores a las oscuras, y las brillantes más que las mates. El albedo medio de la Tierra es del 37-39% de la radiación que proviene del Sol.
La nieve tiene un albedo de 86, mientras que las nubes un albedo de 70 a 78. Los continentes (según su superficie) tienen un albedo entre el 8 y 21.

La variabilidad aportada por los diferentes albedos, también es combinado con la desigual distribución de los continentes y océanos, en combinación con el movimiento de rotación hace que el brillo oscile en torno a un 4,5% durante una rotación terrestre. 
Es curioso que incluso las estaciones afecten el albedo. Esto es debido que a lo largo del año el reflejo es más intenso cuando es primavera en el hemisferio norte ya que éste se inclina hacia el Sol cuando aún quedan hielo y nieve invernales en latitudes altas, que como vimos anteriormente, reflejan más luz.

La maravillosa Tierra (como objeto observado en el espacio) está entre el 37 a 39% de albedo. Brillante, mucho más que nuestra Luna, que a pesar de ser brillante en el firmamento ¡solo refleja el 7% de la luz solar recibida! Imagine como seria una Tierra llena iluminando la noche lunar... esa luz penumbrosa es exactamente el "efecto cenicienta".