Por Esteban J. Andrada
Cuando hablamos sobre instrumental con el público en general, siempre escuchamos la idea de que un “telescopio grande” es sinónimo de profesionalismo o de astronomía avanzada. Este pensamiento es muy habitual en el imaginario popular.
En la teoría parece que esta afirmación parece tener validez, un telescopio más grande es mejor, ya que una mayor apertura capta más luz y ofrece una mejor resolución. Sin embargo, en la práctica, las cosas pueden cambiar. Hay al menos tres factores claves que pueden hacer que un telescopio pequeño sea la mejor opción para la observación.
En primer lugar, al inicio del articulo tenemos un mito bastante extendido: que con un instrumento pequeño no se puede hacer una observación seria. Existen muchos aficionados en el mundo que han colaborado incluso con binoculares al seguimiento de estrellas variables o cometas, solo para citar un ejemplo.
Lamentablemente, también algunos lejos de la utilidad observacional, se obstinan en comprar grandes telescopios con el objetivo mostrar o impresionar. Es cierto, un telescopio grande puede ser impactante, pero al mismo tiempo, pueden ser una decepción, aún más para el principiante. [1]
El título de esta publicación contiene una cita del conocido astrónomo amateur americano llamado Jack Newton que decía “Con el paso en la experiencia amateur, todos podemos entender que el mejor telescopio es el que más se usa”.
Esa frase en mi caso personal me obligo a revisar el equipamiento, y es una verdad basada en la experiencia. El gran tamaño y peso de un equipo puede convertirse en un obstáculo. Si montar y desmontar un telescopio de 60 kilos en el jardín o terraza es una tarea tediosa, es muy probable que termine guardado a los pocos usos. Un telescopio más pequeño es más fácil de transportar y usar con frecuencia, lo que aumenta las posibilidades de disfrutar de la afición.
Cada observador debe medir algunas variables antes de comprar un telescopio, y razonar sobre la utilidad real que puede tener un telescopio
Adaptación
al "seeing"
El
"seeing" no se refiere a un cielo despejado, sino a la estabilidad
de la atmósfera. La atmosfera tiene capas con diferentes temperaturas y
densidades que se mueven, generando turbulencia o interferencia hacia todo lo
que vemos a través de ella.
Un
telescopio de gran apertura capta más luz, es cierto, pero también más
turbulencia. En noches con mal "seeing", la imagen será borrosa y
poco definida, los planetas no mostraran detalles en su superficie. En cambio,
un telescopio pequeño capta menos luz, pero también menos turbulencia. [2]
Aclimatación
térmica
Los
telescopios, deben estar a la misma temperatura que el aire circundante. Un
telescopio grande tiene una gran masa y tarda mucho más en enfriarse. Si se
traslada de un lugar cálido a una noche fría, los espejos calientes emiten
calor que crea turbulencia dentro del tubo, distorsionando y desenfocando la
imagen. Un telescopio pequeño, con menos masa, se enfría rápidamente,
permitiendo una visión clara casi de inmediato.
Los pequeños telescopios de buena calidad óptica nos permiten observar muchísimos objetos y disfrutar distendidamente del cielo: El factor clave es el seeing
Un
telescopio para cada ritmo de vida
Si el observador tiene tiempo para observar un par de veces al mes, invertir en un telescopio gigante podría no ser lo más sensato. El proceso de armar y desarmar un equipo pesado puede volverse tedioso, consumir tiempo y recursos, y todo esto con el tiempo tendrá un efecto causal: que se pierda las ganas de usarlo y se pierda la satisfacción de la astronomía. Al final, ese hermoso y poderoso telescopio podría terminar como tantos telescopios que hay en el mundo, como un molesto adorno en la esquina del living, juntando polvo.
La
realidad es que, durante el transcurso de la vida, y no fundamentos solamente en la teoría, sino haciendo un balance entre teoría y práctica, la mayoría de los aficionados encuentra más
satisfacción en un equipo más pequeño y de buena calidad. Su facilidad de uso y
transporte nos ayuda a sacarlo más a menudo, asegurando que se disfrute de la
astronomía, en vez que sea una afición pesada y poco disfrutable. [3]
NOTA
[1] El
telescopio no determina la calidad de un astrónomo amateur, como menciona el
texto, incluso existen grandes descubrimientos realizados ¡con binoculares!
[2] No debemos olvidar otras variables que perjudican en la observación, como la contaminación lumínica y la polución ambiental.
[3] Algunos aficionados optan por montar un observatorio casero. En dicho
caso, seria prudente realizar la misma reflexión sobre el potencial uso del
observatorio, el tiempo libre que dispongamos y el presupuesto en mantenimiento
para la cúpula o techo deslizable. También, deberíamos poner en la balanza el factor geográfico (ciudad o espacio rural) con la calidad de cielo en el sitio y las noches despejadas al
año que dispone el sitio.