Cuando la Tierra atraviesa dicha nube de fragmentos, éstos entran a la atmósfera a varios kilómetros por segundo, lo que provoca un fenómeno luminoso causado por la ionización del aire cuando el meteoroide atraviesa nuestra atmósfera, y es lo que el observador percibe desde la superficie terrestre a simple vista como un destello. [1]
Lejos de la imaginación de muchos, la lluvia de estrellas no consiste en la continua caída de meteoros por todo el firmamento, salvo algunas excepciones que veremos más adelante. Podríamos definir la lluvia de estrellas, como un aumento de actividad durante una noche específica, pudiendo observar una cierta cantidad de meteoros por hora, todo ello condicionado por el cielo que tengamos y si nos ubicamos en la ciudad o en el campo.
En resumen, podemos reunir un grupo reducido de lluvias principales para tener en cuenta durante el año, sabiendo obviamente que existen otras que tienen un promedio horario mucho menor.
Las Leónidas, la lluvia de estrellas de noviembre
Las Leónidas es una prolífica lluvia de meteoros asociada con el cometa Tempel-Tuttle. También es conocida por su ocasional pico de actividad cada 33 años. Las Leónidas son llamadas así por la ubicación de su radiante en la constelación de Leo: los meteoros parecen irradiar desde ese punto en el cielo.
La actividad de esta lluvia inicia el 6 de noviembre al 30 de noviembre de cada año, el pico o máximo suele ser el 17 de noviembre. Las Leónidas son meteoros de movimiento rápido que encuentra el camino de la Tierra e impacta a 72 km/s. Las Leónidas más grandes, que miden unos 10 mm de ancho, tienen una masa de medio gramo y son conocidas por generar meteoros brillantes (Mag −1,5).
Visibilidad y diferencias entre el hemisferio
norte y sur
En este caso, la lluvia de estrellas se produce durante la madrugada antes del amanecer. La constelación
de Leo para los habitantes del hemisferio norte, se desplaza hasta gran altura
en el cielo, siendo óptimo para disfrutar al máximo de esta lluvia.
En cambio, para los habitantes del hemisferio sur, la ventana de observación es demasiado acotada, y esta ventana se reduce más a medida que nos acercamos a las latitudes medias y altas del hemisferio austral, debido al crepúsculo que se produce tempranamente debido a la cercanía del solsticio de verano.
¿Cuándo y dónde mirar?
Para
disfrutar de las Leónidas basta con ubicar Regulus (alfa Leo) para utilizarlo como referencia la zona del cielo del cual prestar atención. Tenga en cuenta de
hay que estar atento a todo el firmamento disponible.
Como puede
ver, la ventana para ver algún meteoro para los habitantes del hemisferio sur
es distinta a la de nuestros colegas del hemisferio norte. Sin embargo,
siempre se puede intentar y disfrutar de un grato momento.
Algunas consideraciones
Es
importante buscar un lugar en el campo alejado de la ciudad y de la
contaminación lumínica. De igual forma alejarse de toda lámpara que encandile
(se denomina luz parasita). No hace falta tener instrumental, ya que lo que se
necesita es observar todo el cielo al mismo momento.
La
comodidad es importante al momento de estar expuesto al exterior, al frio, a
los mosquitos y a la humedad ambiente. Tener en cuenta que tener algo para comer,
un café caliente, repelente, buen calzado y abrigo es elemental a la hora de
considerar ver una lluvia de estrellas.
La adaptación a la oscuridad es un tema subestimado para aquellos que no son aficionados. Los ojos necesitan mínimamente de 15 a 20 minutos de oscuridad para que se adapten. Lo que ocurre es que las pupilas se dilataran. Esta práctica muestra un cambio radical del cielo estrellado. Es esencial no encender pantallas de móviles o linternas, ya que un breve segundo basta para que las pupilas se contraigan y perdamos la adaptación a la oscuridad. Si por alguna razón esto ocurre, deberá esperar otros 15 a 20 minutos para adaptar nuevamente los ojos a la oscuridad.
Las Leónidas, en la cultura popular y la
historia
Las Leónidas tienen una parte interesante en relatos, historias, novelas y poesías. Fuente de inspiración y también de temor, particularmente durante los períodos de tormentas de meteoros.
Estos eventos llamados -tormentas de meteoros- son extremadamente raros. Se denomina tormenta de meteoros cuando la actividad meteórica resulta intensa, a partir de 1000 meteoros en la hora de observación. Como se comentó anteriormente, las Leónidas tienen un pico extraordinario cada 33 años, debido a la muy irregular traza de material que dejó el cometa en la órbita.
Ahora, imagine que estos picos de actividad antes de la existencia de la infraestructura lumínica urbana, eran más que evidentes para los seres humanos. Claro, no existía la contaminación lumínica, la televisión, entretenimientos por internet, desgaste visual producido por pantallas, y usualmente el cielo estrellado era un paisaje común y habitual para las personas.
Un pastor presbiteriano despertó en la madrugada de un 13 de noviembre de 1833 a un joven Abraham Lincoln, quien se dirigió a observar lo que se consideraba “el inicio del juicio final”. Walt Whitman escribió lo comentado por Abe Lincoln, quien tenía 24 años en el momento que presencio la tormenta de las Leónidas:
"Me alojé por un tiempo con un diácono de la iglesia presbiteriana. Una noche me despertó de mi sueño la voz del diácono que exclamaba: "Levántate, Abraham, ¡Ha llegado el día del juicio! ¡Salté de mi cama, corrí y observé las estrellas caer en grandes cantidades! Pero mirando hacia atrás de ellos en los cielos vi todas las grandes y antiguas constelaciones con las que estaba tan familiarizado, fijos y verdaderos en sus lugares. señores, el mundo no se acabó entonces, ni se acabará la Unión ahora”. [4]
Comunidades originarias colonos y religiosos (principalmente protestantes), al igual que otros grupos humanos dieron distinto significado a este fenómeno, cuando no se entendía muy bien su origen.
Las Leónidas impregnan el Folclore
Como otros fenómenos
celestes, las lluvias de estrellas sirvieron de inspiración para la música. Por
ejemplo “Stars Fell on Alabama" (Las estrellas cayeron sobre Alabama) es
una canción compuesta por Frank Perkins con letra de Mitchell Parish en 1934. La música y letra de la canción está inspirada en las Leónidas de 1883. Existen muchas versiones de esta canción popular
estadounidense.
NOTAS
[1] Una lluvia anual de Leónidas puede depositar 12 o 13 toneladas de partículas en todo el planeta.
[2] El radiante es el punto de la esfera celeste al que parecen surgir (por efecto de la perspectiva del observador) todas las trayectorias de las diferentes estrellas fugaces que pertenecen a una lluvia de estrellas dada.
[3] El crepúsculo astronómico es el periodo de tiempo antes o después del crepúsculo náutico (el Sol se ubica entre 12 y 18 grados por debajo del horizonte). En este periodo el cielo aún está poco iluminado por la luz solar dispersada en la atmósfera, y por eso no se ven las estrellas menos brillantes.
[4] Withman, Walt (1882) “Specimen Days & Collect”