Conjunción Luna - Venus 4 de noviembre de 2024

Una conjunción astronómica ocurre cuando dos o más cuerpos celestes aparecen muy cerca uno del otro en el cielo desde nuestra perspectiva en la Tierra. En el caso de una conjunción Luna-Venus, nuestra Luna y el brillante planeta Venus se alinean en el mismo campo de visión, creando un espectáculo visual cautivador.

La particularidad de esta conjunciones (que se da varias veces al año) es que la Luna, nuestro satélite natural, y Venus, a menudo llamado "el lucero del alba" o "el lucero vespertino", son dos de los objetos más brillantes en nuestro cielo nocturno. Cuando se encuentran en conjunción, crean una vista impresionante.

La fotografía de Eduardo Horacek capturada desde Mar del Plata durante la conjunción Luna-Venus del 4 de noviembre de 2024 es un testimonio visual impresionante de este evento astronómico

Tesoros celestiales en Escorpio: M6 y M7

La constelación del Escorpio es un tesoro celestial para los astrónomos aficionados, especialmente cuando se utilizan binoculares o telescopios pequeños.

M7 es uno de los cúmulos abiertos más brillantes y fáciles de localizar. Sus estrellas azules y blancas contrastan con el fondo oscuro del cielo, creando un espectáculo visual impresionante. Por otra parte M6 es otro cúmulo abierto, aunque un poco más pequeño que M7. Ambos son delicados pero hermosos objetos para binoculares y telescopios pequeños. 



Las fotografías fueron realizadas desde Mar del Plata por Eduardo Horacek (Trapecio Austral). 
El objetivo de la fotografía era rescatar la sutil vista que se tiene de los cúmulos de forma muy similar a lo que se puede observar con los instrumentos y la observación visual. 


¿Binoculares para astronomía?

Los binoculares son herramientas fantásticas para explorar los cúmulos abiertos, esos grupos de estrellas jóvenes y brillantes que nacieron juntas de la misma nube de gas y polvo. Su campo de visión amplio y luminoso permite disfrutar de la belleza de estos objetos celestes. 

Los binoculares proporcionan ventajas que los telescopios no tienen. Por ejemplo el campo de visión amplio. Si, los binoculares permiten abarcar una gran porción del cielo al mismo tiempo, lo que facilita la localización y observación de los grandes cúmulos.

Otra cualidad importante es la captación de luz. Captan más luz que nuestros ojos, revelando estrellas más débiles y detalles sutiles en los cúmulos. La visión con ambos ojos proporciona una experiencia más natural y agradable, perfecto para observaciones prolongadas. 

Por si fuera poco, son fáciles de transportar y configurar, perfectos para la observación en general, y perfectos para conocer el cielo nocturno.


Charla "Observando el Sistema Solar" para SB de secundaria en la EES N°1

En nombre de Trapecio Austral, queremos expresar nuestra más sincera gratitud a la EES N°1 por brindarnos la oportunidad de compartir nuestra pasión por la observación del sistema solar con sus estudiantes el último lunes 25 de noviembre de 2024.

La experiencia de llevar a cabo esta actividad en esta institución (en donde Esteban forma parte del plantel docente) fue enriquecedora, tanto para nosotros como para los jóvenes participantes. Esperamos que esta iniciativa haya despertado en ellos una mayor curiosidad por el cielo y haya sembrado las semillas de futuras vocaciones científicas.

Tuvimos la oportunidad de hablar en esta ocasión sobre el sistema solar, a los estudiantes del ciclo básico de secundaria.




El esquivo rayo verde

En 1882, Julio Verne en su novela "El rayo verde" escribió: “Un verde, un verde que ningún artista podría jamás obtener en su paleta, un verde del cual ni los variados tintes de la vegetación ni los tonos del más limpio océano podrían nunca producir un igual. Si hay un verde en el Paraíso, es ese destello” (Verne, 1882).

El rayo verde [1] es un destello colorido, observado en ocasiones muy puntuales en la salida o puesta de Sol y a veces de Luna. Es un fenómeno difícil de detectar para aquel observador distraído, debido a su fugaz duración, en torno al segundo. También se ha documentado la aparición de rayos rojos y azules. 

Debido a que es observable en condiciones muy específicas, y por tanto nada frecuente, este fenómeno ha sido clasificado en el pasado como una leyenda, como parte de aquellos relatos de marineros místicos. Hoy gracias a los registros fotográficos y oculares, sabemos que es un fenómeno totalmente posible. Pero, ¿a qué se debe? 




La dispersión de Rayleigh
Para comprender la naturaleza del rayo verde y sus otras variantes, es interesante comprender de forma general la dispersión de Rayleigh, la misma que causa un enrojecimiento del cielo en la puesta de sol.

La refracción de la luz al atravesar la atmósfera juega un papel elemental. La luz se mueve más lentamente en las capas más bajas de la atmósfera, cuales son más densas que las superiores. Gracias a esas características atmosféricas, los rayos de luz siguen una trayectoria ligeramente curva, en la misma dirección que la curvatura de la Tierra. En otras palabras, se descompone la luz blanca, tal como un prisma lo hace.

¿Dispersión? 
La dispersión de la luz se denomina a la separación de las ondas de distinta frecuencia al atravesar un material. Todos los medios materiales son más o menos dispersivos, según su naturaleza. La luz blanca que es la suma de todos los colores del espectro visible, es descompuesta por un prisma, o en este caso, por todo el trayecto de aire cercano al horizonte: La luz debe recorrer más atmósfera que cuando el Sol se encuentra alto en el horizonte.

Cuando el haz de luz del Sol atraviesa un prisma, las distintas radiaciones monocromáticas son tanto más desviadas por refracción cuando menor es su longitud de onda. Los rayos rojos son menos desviados que los azulados en la escala cromática. 
El rojo, naranja y amarillo son los menos desviados, el verde es más desviado al igual que el azul y el violeta. 




Julio Verne y su rayo verde
Existían en el pasado distintas creencias sobre el rayo verde. Una de ellas afirmaba que aquella persona que lo observaba, tendría la capacidad de leer momentáneamente los pensamientos de las personas que se encuentran a su alrededor. 
Las leyendas populares escocesas sobre el rayo verde relacionaban a este fenómeno con la aparición de un verdadero amor. Si dos personas veían al mismo tiempo el rayo verde, se amarían durante toda su vida. Esta leyenda llegó a oídos de Julio Verne, quien llegó a Escocia a mediados de siglo XIX, e inspiró al novelista realizar una novela bajo el título del fenómeno. 

El esquivo rayo verde, no solo observable en el Sol
El rayo verde, ese fenómeno óptico tan fascinante, no se limita únicamente al sol. Aunque es más común observarlo al atardecer o amanecer cuando el sol se encuentra cerca del horizonte, también puede producirse en la Luna (rayo verde o rojo), o algunos planetas como Venus y Júpiter.





NOTAS
[1] El rayo verde también es denominado destello verde. Cabe destacar que existe también variantes en su coloración. 






Breves conceptos sobre las buenas prácticas de observación

Por Esteban J. Andrada

La observación astronómica no se trata simplemente de mirar el cielo nocturno como se ve en las películas. Es una actividad que exige paciencia y un lugar apropiado. Para disfrutarla al máximo, es importante evitar errores comunes que dificultan la visibilidad, como observar durante la Luna llena, cuando su intensa luz ilumina todo el cielo, o intentar observar desde un balcón con mucha iluminación artificial.

La buena práctica de observación se centra en la atención al detalle. Observar implica detener la mirada, apreciar y concentrarse en los detalles, incluso los más pequeños. Por ello, es importante distinguir entre "mirar" y "observar" el cielo.

En la observación , especialmente en entornos urbanos, donde las condiciones pueden ser menos ideales, la atención al detalle es crucial. Al dedicar tiempo a la observación, se revelan numerosos fenómenos que de otra forma pasarían desapercibidos. Es decir, al observar con detenimiento y paciencia, se pueden apreciar detalles y sucesos que no se ven con una simple mirada rápida.



Los detalles sutiles de los planetas

Tomemos como ejemplo el caso del gigante gaseoso Saturno. A primera vista con un telescopio mediano, podremos ver un disco blanco (Saturno) acompañado de un punto. Eso es mirar, solo una mirada monótona. 
En línea con lo comentado anteriormente, si observamos de verdad, obligamos a nuestro ojo a que se esfuerce por ver detalles en el disco del planeta, observaremos por momentos breves, que en realidad los anillos tienen una división oscura, que es la división de Cassini.
Además el disco no es circular como pensábamos… ¡es ovalado! ¡Saturno es ligeramente achatado (un poco más notorio que Júpiter) y nosotros lo vemos a 1.426 millones de km!
También observaremos que hay partes del disco que están más iluminados levemente que otros. Usando telescopios con aperturas medianas a grandes (150mm), veremos que, dentro de disco, hay franjas suaves color té con leche, esas caracteristicas franjas del gigante gaseoso.


La práctica hace al observador

La capacidad de discernir detalles visuales aumenta con la práctica. Nuestro cerebro posee una notable capacidad de adaptación, lo que le permite detectar y procesar cada vez más detalles a medida que se repite una actividad. En la observación astronómica, esto se traduce en que los observadores experimentados suelen percibir más detalles que los principiantes gracias a la práctica y a la memoria observacional desarrollada. Por lo tanto, si al principio no se perciben detalles en el disco de Júpiter, o incluso no se ve ninguno, no hay que desanimarse; es una cuestión de práctica constante.

Como analogía, pensemos en una sinfonía. Un músico experimentado puede "separar" mentalmente las diferentes melodías que suenan simultáneamente. De manera similar, el observador astronómico, con práctica y buenos hábitos de observación, aprenderá a optimizar su capacidad de observación, distinguiendo cada vez más detalles en los objetos celestes. La clave está en la constancia y la dedicación a la práctica de la observación.


Buenos prácticas de observación

Un cielo claro y sin polución es esencial para una buena observación astronómica. La contaminación lumínica de las ciudades reduce el contraste del cielo nocturno, dificultando la visión de objetos celestes débiles y arruinando la experiencia.

En la oscuridad, nuestras pupilas se dilatan para maximizar la entrada de luz. Sin embargo, cualquier luz parásita, ya sea una linterna blanca, luces lejanas o incluso la pantalla del móvil, provoca que las pupilas se contraigan, interrumpiendo la adaptación a la oscuridad y obligándonos a esperar varios minutos para que vuelvan a dilatarse. Este proceso de adaptación ocular es crucial para disfrutar plenamente del cielo nocturno y apreciar la belleza del universo. Por lo tanto, evitar cualquier fuente de luz intrusa es fundamental para una observación óptima.


La luz roja, una aliada para el astrónomo 

Para una observación óptima del cielo nocturno, es crucial minimizar la luz ambiental. Esto implica evitar el uso de dispositivos electrónicos con pantallas brillantes y cubrir cualquier otra fuente de luz presente en el entorno.

Pero, ¿Qué hacer si necesitamos luz para consultar mapas estelares o desplazarnos en la oscuridad? La solución es utilizar una linterna de luz roja de baja intensidad. Una opción sencilla es fabricar una colocando un filtro de celofán rojo sobre la lente de una linterna blanca convencional. Alternativamente, se pueden adquirir linternas LED con luz roja, que suelen ser más económicas y fáciles de encontrar en el mercado. La luz roja afecta en menor medida a la adaptación de nuestros ojos a la oscuridad, permitiéndonos mantener una mejor visión nocturna y disfrutar plenamente de la observación astronómica.


Las buenas prácticas de observación permiten percibir los sutiles detalles de los objetos difusos del cielo nocturno


La comodidad como factor clave
La comodidad es fundamental para disfrutar de la astronomía. Contrariamente a la imagen idealizada que se muestra en películas o anuncios, la observación astronómica a menudo implica cierta incomodidad. Sin embargo, muchas de estas molestias se pueden minimizar con una buena preparación. La postura al usar telescopios y binoculares puede resultar incómoda según el objeto que se esté observando. 

Por ejemplo, al usar binoculares para observar un objeto en el cenit (directamente sobre la cabeza del observador), un trípode convencional dificultaría la correcta colocación de los ojos en los oculares. Si bien existen trípodes de paralelogramo diseñados para estas situaciones, suelen ser difíciles de conseguir y bastante voluminosos.

Una solución práctica y accesible es utilizar una reposera. Estas sillas reclinables permiten ajustar la posición para observar objetos en el cenit con mayor comodidad. Además, al contar con apoyabrazos, la reposera proporciona un soporte para los codos, lo que reduce la tensión en el cuerpo del observador y permite sesiones de observación más prolongadas y placenteras. En resumen, una reposera puede ser una gran aliada para la observación astronómica, especialmente para objetos cercanos al cenit.


La exposición al tiempo meteorológico 

La exposición a los elementos, especialmente al frío, es una condición a la que los astrónomos aficionados experimentados suelen estar acostumbrados. Sin embargo, es innegable que el frío y la humedad generan incomodidad y pueden llegar a distraer o incluso interrumpir una sesión de observación. El cansancio resultante de estas condiciones meteorológicas adversas a menudo se manifiesta como fatiga física. En otras palabras, el cuerpo se resiente y se cansa más rápidamente debido al esfuerzo adicional que supone mantenerse caliente y seco en condiciones ambientales desfavorables.

En cuanto a la vestimenta, la prioridad debe ser la funcionalidad sobre la estética. Se recomienda usar el mejor calzado posible, priorizando el abrigo y el aislamiento del suelo, más allá de su apariencia. En invierno, el uso de medias térmicas o incluso dos pares de medias puede ser de gran ayuda.

A pesar de una tarde agradable, es común que la temperatura descienda drásticamente durante la noche, lo que puede intensificar la humedad, especialmente en regiones geográficamente propensas a ella

Es fundamental utilizar camperas que cubran adecuadamente la zona de la cintura para evitar la entrada de frío. Los guantes son también excelentes aliados para mantener las manos calientes. Unos guantes también pueden ayudar, sin embargo, si se usan instrumentos ópticos, tendremos cuidado de no contaminar las ópticas con las pelusas de los guantes.

Finalmente, un elemento a menudo subestimado pero de gran importancia es un gorro para cubrir la cabeza, que ayuda a mitigar la sensación de bajas temperaturas.

El abrigo y buen calzado es necesario para poder soportar el frio durante la noche. Un mal abrigo puede llevarnos a interrumpir la observación

Además de las condiciones meteorológicas (a menudo erróneamente llamado "clima"), otro factor ambiental que puede afectar a los observadores son los insectos. Los mosquitos, por ejemplo, suelen aparecer en los momentos menos oportunos, y no solo durante el verano. Por lo tanto, llevar un repelente de insectos en la mochila es una precaución siempre recomendable. [1]


El valor perdurable del mapa impreso: una herramienta esencial para la observación astronómica

En la era digital, es común observar a entusiastas de la astronomía utilizando aplicaciones móviles para identificar constelaciones. Si bien estas herramientas tecnológicas ofrecen ciertas ventajas, también pueden convertirse en una distracción que nos aleja de la experiencia genuina de la observación del cielo nocturno. Reflexionemos: si nuestro objetivo principal es contemplar una pantalla, ¿no sería más lógico permanecer en la comodidad de nuestro hogar?

La impresión de mapas celestes representa una alternativa práctica y valiosa. Estos mapas impresos nos brindan la posibilidad de interactuar físicamente con la información: podemos realizar anotaciones, trazar líneas, señalar detalles de interés y personalizar la experiencia de aprendizaje. Además, al prescindir de la pantalla del celular, evitamos interrupciones y distracciones innecesarias, permitiéndonos una inmersión más profunda en la contemplación del firmamento.

Más allá de la practicidad, existe un fundamento cognitivo sólido que respalda el uso de mapas impresos. Diversos estudios han demostrado que la información presentada en formato físico, como el papel, favorece la retención y el procesamiento de datos en el cerebro. La interacción táctil y la manipulación física del mapa contribuyen a una mejor asimilación y memorización de la información astronómica.

En resumen, si bien las aplicaciones móviles pueden complementar la observación astronómica, no debemos subestimar el poder y la eficacia del mapa impreso. Este recurso tangible nos ofrece una experiencia más auténtica, interactiva y beneficiosa para el aprendizaje, permitiéndonos conectar de manera más profunda con la inmensidad del universo.


Disfrutar del cielo nocturno

Observar el cielo nocturno es un arte que combina pasión, paciencia y perseverancia. La astronomía, como actividad, implica superar obstáculos como el frío de las noches, la presencia de nubes o la contaminación lumínica urbana. Sin embargo, la recompensa reside en cada nuevo descubrimiento, en cada detalle que se revela a través del telescopio, haciendo que el esfuerzo valga la pena.

La astronomía nos abre una ventana al universo, invitándonos a contemplar su inmensidad y a aprender constantemente. Compartir esta pasión con otros crea un espacio de intercambio de experiencias y conocimientos que enriquece aún más nuestro aprecio por el cosmos. Cada observación nos invita a la reflexión y nos impulsa en una búsqueda continua de conocimiento y asombro ante la inmensidad del universo. En resumen, la astronomía es un viaje constante de descubrimiento y aprendizaje.


NOTA

[1] El término -tiempo meteorológico- refiere a las condiciones atmosféricas en un momento específico y en un lugar determinado. Es lo que experimentamos día a día, incluso hora a hora. Sin embargo, el término -clima- refiere a la condición media de la atmosfera a lo largo del año.

Breves conceptos sobre la compra de un telescopio

Por Esteban J. Andrada

Es común encontrar telescopios destinados a decorar algún lugar de una casa. A menudo, 
la compra impulsiva de un telescopio, antes de adquirir los conocimientos básicos de astronomía, conduce a la frustración y al desuso del equipo, y posterior abandono.

Para disfrutar plenamente de la observación astronómica, es fundamental comenzar en primer lugar por familiarizarse con el cielo nocturno. Aprender a reconocer constelaciones, identificar objetos celestes a simple vista y utilizar atlas celestes son pasos esenciales antes de invertir en un telescopio. Una vez que se ha adquirido una base sólida en astronomía observacional, se estará preparado para aprovechar al máximo las capacidades de un telescopio y disfrutar del cielo nocturno.

La búsqueda del telescopio, más allá de la estética

El mercado de telescopios puede resultar abrumador, con una amplia variedad de modelos, tamaños y precios. Sin embargo, un telescopio no es solo un objeto decorativo. Para disfrutar plenamente de la observación astronómica, es fundamental elegir un instrumento que se adapte a nuestras necesidades y expectativas.

Más allá del tamaño y el diseño

Es común escuchar a potenciales observadores decir que quieren un telescopio grande, pensando que el tamaño es sinónimo de buenas prestaciones. Sin embargo, la calidad óptica, la estabilidad de la montura y la facilidad de uso son factores mucho más importantes que el tamaño. Un telescopio pequeño pero bien diseñado puede ofrecer mejores resultados que uno grande y voluminoso. A continuación detallamos las dos variables más importantes a la hora de elegir un telescopio.


Variable 1: El diámetro de los telescopios

Uno de los parámetros más importantes de un telescopio es su diámetro, es decir, el tamaño de su objetivo (lente o espejo). Cuanto mayor sea el diámetro, mayor será la cantidad de luz que el telescopio podrá captar y, por lo tanto, más débiles serán los objetos que podremos observar.

Variable 2: La distancia focal de los telescopios

Otro parámetro fundamental es la distancia focal, que determina la potencia nativa del telescopio. La combinación del diámetro y la distancia focal nos da una idea de la capacidad de resolución y campo de visión del telescopio, y por lo tanto, su capacidad para mostrar detalles finos en los objetos celestes. 

Una distancia focal -larga- (superior a 900mm) es ideal para observar los planetas u otros objetos del cielo a mediana y gran potencia. 

Una distancia focal -corta- (debajo de los 800mm) o -muy corta- (debajo de los 600mm) son ideales para observar a baja potencia el cielo nocturno, especial para el espacio profundo, principalmente cúmulos, nebulosas y objetos grandes y difusos.

Partes claves para revisar a la hora de comprar un telescopio

  • Tipo de montura: Las monturas ecuatoriales son ideales para el seguimiento de objetos celestes, mientras que las altazimutales son más fáciles de usar pero menos precisas.
  • Calidad de los oculares: Los oculares son las lentes que utilizamos para observar a través del telescopio. Es importante elegir oculares de buena calidad para obtener imágenes nítidas y contrastadas. Los oculares que suelen traer los telescopios suelen ser de regular a baja calidad.
  • Accesorios: Existen una amplia variedad de accesorios, como filtros, adaptadores para cámaras y buscadoras, que pueden mejorar nuestra experiencia de observación.

En resumen, elegir un telescopio es una decisión importante que debe tomarse de forma informada. Antes de comprar, es recomendable investigar los diferentes tipos de telescopios, consultar a otros astrónomos aficionados y, si es posible, probar diferentes modelos en una jornada de observación. 

Una jornada de observación es ideal para compartir ideas, experiencias, y ver en la práctica real los instrumentos ópticos y fotográficos.


El diámetro del telescopio

El diámetro del telescopio, también conocido como apertura o abertura, es simplemente el diámetro del objetivo o espejo principal. Es la pieza fundamental del instrumento. Un telescopio de mayor diámetro capta más luz, lo que nos permite observar objetos más tenues y con mayor detalle.

Una mayor apertura significa que se podrá ver objetos más débiles y con mayor detalle. Esto es especialmente importante para observar objetos de cielo profundo como galaxias, nebulosas y cúmulos estelares.

La apertura también influye en la capacidad del telescopio para mostrar detalles finos en los objetos celestes. Un telescopio con una apertura mayor te permitirá distinguir estrellas dobles más cercanas o ver estructuras más detalladas en planetas.

Un telescopio de 70 mm de diámetro ya nos permitirá apreciar algunos detalles en la superficie de la Luna, como cráteres y montañas. También se podrá observar los planetas más brillantes, como Júpiter y Saturno, y distinguir algunos de sus satélites más grandes. Sin embargo, para observar objetos más débiles, como nebulosas, se recomienda un telescopio con una apertura mayor, de al menos 90 mm. Para espacio profundo, una apertura de unos 150mm.

Vale la pena aclarar un punto importante: La apertura no determina directamente el aumento de un telescopio, pero sí influye en el aumento útil. Cuanto mayor sea la apertura, mayor será el aumento que se podrá utilizar sin perder calidad de imagen.

Distancia focal, no menos importante

La distancia focal es una medida de la capacidad de un telescopio para ampliar la imagen de un objeto de forma nativa. Al elegir un telescopio, es importante tener en cuenta la distancia focal junto con otros factores como la apertura y el tipo de observaciones que deseamos realizar.

La luz ingresa por el objetivo de un telescopio. Estos rayos, al pasar por las lentes o espejos del telescopio, convergen en un punto llamado foco o punto focal. La distancia focal es simplemente la distancia que hay entre el objetivo (lente o espejo principal) y este punto focal.

La distancia focal de un telescopio está estrechamente relacionada con otros parámetros importantes, como el diámetro y la relación focal. Un telescopio de larga distancia focal (alta relación focal) produce imágenes más nítidas pero con un campo de visión más estrecho. Por el contrario, un telescopio de corta distancia focal (baja relación focal) ofrece un campo de visión más amplio pero con imágenes ligeramente menos nítidas. La elección entre una u otra dependerá de los objetos que desees observar y de tu estilo de observación.


Disfrutar del cielo nocturno con el telescopio

Un telescopio con una apertura de 80 mm en refractores o 114 mm en reflectores es un excelente punto de partida para adentrarse en el mundo de la astronomía. Sin embargo, la calidad de la observación no depende únicamente del telescopio, sino también de las condiciones del lugar de observación. Un pequeño refractor utilizado en un lugar oscuro y con poca contaminación lumínica puede revelar detalles sorprendentes de cúmulos estelares y nebulosas. Por el contrario, un telescopio grande ubicado en una ciudad puede verse limitado por la contaminación lumínica y atmosférica.


Algunos objetos son tan extensos que solo entran en el campo de visión de instrumentos inferiores a los 500mm de distancia focal. En la imagen podemos ver al atardecer el cúmulo de las Pléyades, en conjunción con el planeta Venus. La distancia focal de esta imagen es de 400mm.

Como podemos ver, un solo telescopio no puede satisfacer todas las necesidades de un observador. Desde la observación planetaria hasta la astrofotografía de cielo profundo, cada tipo de observación requiere características ópticas y mecánicas específicas. Por esta razón, es común que los astrónomos aficionados avanzados posean varios telescopios, cada uno especializado en un tipo de observación.